Por Pavla Ochoa
-Lito, esta
oreja está mal. A mí no me vas hacer esta oreja que parece un sandwich de miga …hace
las cosas como se debe…
-Bueno, Don
Alberto- le respondió colorado de la vergüenza el joven aspirante a
historietista.
Por detrás
de ellos dos, se escucha la risa de Rubén Marchionne, que no puede contenerse
de lo que está viendo, Breccia, sin dar vueltas le dice en voz alta:
-¿Vos de
que te reis?
-No …yoo…-
el joven, se pone tan nervioso que no puede darle cuerpo a ninguna frase con
sentido.
El salón se
queda en silencio. Quizás por el cagazo que genera su autoridad. Lito, para
romper la tensión, agarra una revista Columba, y en una de las páginas de una
historieta se anima a opinar:
-Mira que
cagada esto…
-¿Vos sos capaz de hacerlo?- lo desafió muy enojado, Alberto- Anda a saber que le estaba pasando a este tipo cuando dibujo estas páginas. Pudo haber estado con fiebre y tenía fecha de entrega que cumplir…Ustedes se van a tener que romper el alma como los esclavos en la época de Roma, que los tiraban a los leones, así es la historieta. Luchando contra los leones y el público son los leones que no te van a perdonar una...
Lito, no
pudo refutarle nada. Ahí comprendió lo que le está enseñando su maestro. Una
lección que no va a olvidar nunca: ” No se debe criticar jamás un dibujo de un
colega. Te puede gustar o no, pero seguramente el tipo dio todo en el tablero”.
Ese
aprendizaje proletario, fuera de los manuales de las escuelas de arte, estaría
muy presente en la carrera como dibujante profesional de Lito Fernández; "Ellos son trabajadores de la historieta". Una
enseñanza que no lo abandonaría nunca.
Fuente; https://www.youtube.com/watch?v=g1tO9bMfR_I&t=4074s
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