jueves, 13 de febrero de 2025

Héctor

 Por Pavla Ochoa

Se le escapa una lagrima, al saber lo que le sucedió a Héctor.

 Su amigo, fue secuestrado, torturado y asesinado por organizarse y luchar contra el terrorismo de Estado de la dictadura cívica, eclesiástica, militar. Odia a sus verdugos, a quienes diseñaron esos tiempos de plomo.

Llora porque los recuerdos se asoman por la ventana de su estudio. La mirada abarca un horizonte desmedido. Con él vivió los años más duros que atravesó en su vida; la pobreza extrema y la muerte. En ese instante, nació la obra maestra de vanguardia de la historieta mundial; Mort Cinder. A diferencia de Sherlock Time, su primer encuentro, donde el escritor estaba desbordado de trabajo por la tarea de su propia Editorial Frontera, en ese trabajo por encargo para Yago, explotó la libertad creativa. Inesperada, infinita, eterna. 




Ahí trabajando, en el mano a mano, conoció la humildad de ese hombre que aceptaba todo tipo de correcciones o de indicaciones, cosa extraña en alguien que cambió la forma de contar aventuras en cuadritos . No solamente aceptaba correcciones de dibujantes que ya tenían en su espalda muchos años de oficio, sino también de los muchachos nuevos. Esta forma de ser de él,siempre le gusto a Alberto.

Es verdad que era imposible intentar un método de trabajo con Héctor. Porque justamente, diez minutos antes de que uno se sentara a la mesa de dibujo escribía el argumento, pero las aventuras que proponía eran de alto vuelo narrativo. Cuando Pipiolo se encontró frente a frente con sus argumentos , cambio su cabeza, su forma de dibujar.  Ese geólogo de formación, era un hombre dotado de una enorme imaginación. Para él la vida no eran tan simples, tan claras. No era todo; blanco y negro, sino que había matices grises. Los hombres podían ser al mismo tiempo, buenos y malos, hombres de carne y hueso, esa humanización está puesta en su trabajo.

Alguna vez, Alberto lo hizo enojar mucho con sus declaraciones, cuando lo catalogó de “cuentista excepcional”, pero no de “guionista”. Asegurando que con Héctor, había que hacerlo todo, porque escribía mucho y no se daba cuenta que en la historieta no se puede escribir tanto. Pero la verdad, es que siempre supo que, para hablar de historieta, debe hacerse desde la idea “del antes y después de Oesterheld”. Para Alberto, todos los guionistas posteriores son hijos suyos, él revoluciono la historieta mundial.



Tuvieron grandes peleas y pasaron por períodos de enemistad. Luego siempre había un reencuentro y un nuevo proyecto para hacer juntos.

El aire se vuelve pesado, insoportable, en el estudio de trabajo. Aunque se le doblan las piernas, no quiere sentarse, porque siente que la angustia no le va a dejar levantarse.  Le duele la muerte en manos de las bestias, de Héctor y sus hijas.  Siente que, en los últimos años, la ciudad se ha puesto hostil, se ha ido desdibujando. Siente que hay que combatir, resistir. Le duele ese hombre. Le hubiera gustado tener una amistad entrañable pero lamentablemente no tuvieron oportunidad de compartir muchas cosas.  Tendrá que quedarse con todo lo que recuerda. La noche le regala un bostezo de vida. Y un aprendizaje; “al terrorismo se lo enfrenta”. Habrá que crear un lugar. Abrir una nueva calle de la nomenclatura urbana.  Así como le enseñó Héctor, resistir ante las invasiones.  Comienza a garabatear en blanco sobre un fondo de tinta china, un dibujo, filoso que va a entrar con toda la fuerza de un rayo en la oscuridad. Todo lo que sale, deja ver a los carniceros de uniformes, los cuerpos lanzados al mar, la indiferencia de todo un pueblo ante una tragedia sin vuelta atrás.  Cada trazo es un puño cerrado que; "HACE ESTALLAR AL SILENCIO".

 

 

 


No hay comentarios: