Por Pavla Ochoa
Gerardo Canelo, es un trabajador del lápiz. Un dibujante que acompañó a muchas generaciones con su “Rocky Keegan” o “Alan Braddok”, entre otros personajes editados en las revistas de Editorial Columba.
En 2018, los restos de su primera
historieta profesional, fueron encontrados en una cueva que sirvió de búnker
para soldados argentinos durante la Guerra de Malvinas. Las páginas resistieron
allí por 36 años, en una trinchera ubicada al noroeste de donde se produjo la
batalla de Tumbledown. Lo sucedido, muestra la importancia de haber tomado la
decisión de trabajar haciendo historietas y de buscar llegar a la mayor
cantidad de gente posible, porque la historieta es parte de la cultura popular.
Podríamos hablar de infinitas cosas
relacionadas a la historieta con él.
Gerardo, es una persona que tiene un
inmenso archivo gráfico en su casa. Pero, en esta entrevista que amablemente,
accedió el dibujante, nos vamos a centrar en algo que me llamó la atención en
sus redes sociales; la Cuarta Bienal del Humor y la Historieta en
Córdoba de 1979, donde Canelo, sacó históricas fotos de Alberto Breccia con Moebius y otros artistas.
Ese
registro fotográfico me dio mucha curiosidad, y aunque por momentos sienta que
estoy desaprovechando la oportunidad de hablar con quién leí de pibx en las
primeras Nippur Magnum de su propia
carrera como profesional, tengo la certeza de que es la primer conversa y no la
última, en la que podamos tener con
alguien que habla y transpira historietas.
Gerardo es tan honesto y tan generoso, en lo que hace y dice, que cuando me envió por mail las respuestas a mis inquietudes, me señaló; “Estoy seguro que no soy el indicado para sumar datos importantes para conocer más sobre la personalidad de Alberto Breccia, pero debo, ante tu inquietud, colaborar en lo que pueda”. Y en algo se equivocó este quemero de corazón, es que justamente si aportó mucho en darle cuerpo a la historia de esas fotos y a la vez, también generó pinceladas de sus inicios en este oficio.
Les dejo con esta pequeña entrevista con
Gerardo Canelo:
-¿Cuándo
conoció a Alberto Breccia?
- Debo decirte que primero seguí como
lector su carrera. Vito Nervio me tenía como un seguidor de sus aventuras en la
revista Patoruzito. Más tarde me atrapó con su Sherlock Time en Hora Cero. Con
ese personaje consiguió Breccia atraparme cada vez más capítulo a capítulo y
asombrándome con el capítulo con escenario en la Antártida. Desde ese momento
quedé distinguiendo sus colaboraciones en aquella editorial Frontera. Me llegó
el momento en que pude anotarme en la Escuela Panamericana de Arte y fue a
principios de la década del 60, quizá esperando llegar a ser alumno de Breccia,
cosa que no se dio ya que aquella escuela iba cerrando. Por esos años la
historieta en Argentina, al cerrar la Editorial Frontera de los hermanos
Oesterheld, casi quedaba reducida a lo que publicaba la Editorial Columba donde
creo que Breccia nunca colaboró. Los dibujantes estrella de las revistas de
Frontera fueron emigrando con sus colaboraciones hacia Europa. Entre estos
dibujantes se encontraba Alberto Breccia.
Cada tanto yo podía comprar alguna publicación italiana con sus dibujos.
Ya llegamos al año 1970 y Alberto Breccia y Ángel Borisoff abren el Instituto
de Directores de Arte (IDA) donde no concurrí.
La editorial Yago continuó con la publicación de la revista Misterix
donde aparecían los dibujos de enormes maestros del dibujo de ese momento,
entre ellos Breccia con su Mort Cinder. Otros colaboradores de esa revista eran
Hugo Pratt y Arturo del Castillo. Por ese entonces yo trabajaba como empleado
administrativo, nada que ver con la historieta, pero después de muchas idas y
vueltas pude comenzar a publicar en Columba. Y llega en 1979 la Cuarta de las
fenomenales exposiciones de la Historieta y el Humor Gráfico en la ciudad de
Córdoba donde fuimos como invitados varios dibujantes de Columba.
-¿Cómo
fue compartir la Bienal de Córdoba con él?
- Hasta ese momento nunca había yo estado
cerca ni haber cambiado alguna palabra con Breccia. Tampoco pude hacerlo
durante esa exposición. Pero hubo una excursión para los que asistíamos a la
exposición, creo que a Colonia Caroya , por la mañana y viajando en ómnibus, me
acerqué al Maestro y le pedí una firma en mi cuaderno donde los maestros que
asistieron a aquella exposición me hacían algún dibujo o simplemente una firma.
Breccia, que viajaba junto a su hija Patricia, no solamente me hizo una firma
con dedicatoria, sino que me regaló el dibujo de su caricatura, que guardo con cariño.
-Recuerda
el momento de esa foto que le sacó a Breccia? Se le consulto porque se ve la
buena predisposición de él para posar para la misma.
Durante esa misma excursión y creo que fue
en Villa María, en un convento religioso donde sí pude acercarme a él y tomarle
las fotos con Moebius, Mordillo y Zanotto. El mismo día Breccia accedió a que
Héctor Bellagamba me tomara una foto junto al Maestro. Grato recuerdo. Hasta
allí lo de la exposición de Córdoba. Aquella exposición, que tuvo bastantes
desencuentros entre los grupos de, por lo menos tres de las editoriales
invitadas, es cierto que fue realizada en plena dictadura, pero yo, quizá
inocentemente, no tengo dato que pinte lo siniestro de esa etapa. A esa
exposición asistió Solano López, autor de El Eternauta pero su presencia fue
silenciada por las crónicas de los diarios de la época. Claro que debe haber
entretelones de los que no fui testigo.
Guardo, sí, varias notas periodísticas de ese evento. Creo haber participado en esa exposición casi
como un recién arribado al gremio gráfico.
-¿Qué
significa Breccia para la historieta?
- Breccia es uno de los grandes pilares de la historieta que se editó
en nuestro país. Y sumo a su condición de Maestro, que como otros profesionales
del dibujo gráfico, él también dedicó buena parte de su vida a enseñar lo que
habían aprendido mientras trabajaban y eso es un grado muy alto en eso que se
llama dignidad.
-¿Qué
anécdota recuerda sobre Breccia?
No tengo ninguna anécdota de algún valor ni
nada que se le parezca relacionada con el gran Maestro que fue y sigue siendo
Alberto Breccia.
Obviamente, Gerardo, brindó muchas
anécdotas que sirven para seguir armando el rompecabezas “Breccia” que nos
lleva a también mojarnos de la historia de la historieta en nuestras tierras.
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