viernes, 7 de febrero de 2025

La expedición inglesa: Editorial Fleetway

Por Pavla Ochoa

Necesita cambiar en su dibujo. Y lo hace pese a que el original, sus trazos, su sangre de tinta, se pierda en la impresión final.  Pero también necesita llevar el mango a la casa.

Todo lo agobia , trata de no pensar. Es su amigo Bayón quién por teléfono le dice:

-Alberto, hay posibilidades de trabajar para Inglaterra.

- Bueno, está bien. Vamos a cenar y después hablamos de Inglaterra.

No le creyó. La fama de jodón de Narciso le hizo restar importancia a la información que de verdad le estaba mencionando. Todo cambia cuando al otro día, Ugo lo llama y le dice que vaya a su casa urgente.

En el viejo Chevrolet de su amigo en pura tormenta, se fueron ambos para Acassuso. Al llegar, el tano les da detalles a él y a varios colegas que están dejando la Editorial Frontera ; “ Hay posibilidad de trabajar para la Editorial Fleetway . Pagan mucha guita”.

La palabra de Ugo tiene cuerpo de veracidad, porque ya hizo unas changas para los ingleses. Eso contagia al resto. Todos están con ganas de conquistar Europa.

De regreso al oeste, va pensando en su familia. Se mete en su estudio y hace unos dibujos de muestra y los manda. Su trabajo es aceptado y comienza a laburar para los ingleses. Son historietas anónimas y con una narrativa muy anticuada, dos o tres cuadros por página.  No le devuelven los originales, siquiera le envían los ejemplares donde salen publicados y tienen la gentileza de guillotinar los dibujos, los hacen picadillo. Pero cada vez que piensa pudrirla se dice a sí mismo; “ Ugo tiene razón, pagan en libras esterlinas, eso es mucha guita”.


Al tiempo le ofrecen que viaje para allá, le pagan los pasajes, le quieren hacer una propuesta. Acepta ir, pero los pasajes los banca de su propio bolsillo. Siente que quiere mantener su independencia. Es una pulseada por la libertad. Sabe que su colega chileno, Arturo del Castillo no quería ir y el mensaje de la editorial  fue sin vueltas: "ponga sus condiciones para venir".  Parecen estar reducidos a una mercancía. Pese a esa sensación de que manejan todo por el vil metal, hay mucha expectativa en la familia de lo que le pueden decir en esa reunión.


Se va con Neli en barco. Saben que es posible irse a vivir a Inglaterra y lo comprueban cuando al llegar, le proponen el mundo entero. Están felices, piensan que pueden instalarse en un país de Europa;  España, pero reciben un llamado de Buenos Aires que lo va a cambiar todo; “tienen que regresar a Buenos Aires, la hermana de Neli se está muriendo”.

Consigue pasajes de avión y se vuelven, pero ya es muy tarde. Hay angustia y dolor en la familia. La tristeza de la pequeña Patricia por perder a su tía Amelia, cuando no estaban sus padres , les hace tomar la decisión de quedarse y trabajar a la distancia.

A los años, piensan en esa vieja propuesta de emigrar por la falta de trabajo. Tienen casi vendida la casa de Haedo, hasta que otra noticia les hace olvidar esa idea; la enfermedad de Neli. No puede emprender esa aventura sabiendo que su mujer se va a morir.

No hay laburo. Todo se está complicando. La idea de irse a Inglaterra se cierra de un portazo.  El aire viene fuerte y se avecinan tormentas. Siente que el frío se le mete en los huesos con la presencia de un pájaro negro con su pico ensangrentado que obra en su pecho. Se queda con esa pregunta sin responder; “¿Qué hubiera pasado si se iba a Inglaterra?

¿Qué?

 

 


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