sábado, 28 de diciembre de 2024

Simplemente ; un tipo en camiseta

 Por Pavla Ochoa

 

No le queda nada. Después de que Neli muriera, no hay nada. Siente el dolor en las uñas, en sus hijos, en el mundo de panzas hambrientas.

Abandona su rol de docente en la Escuela Panamericana de Arte y se sumerge en una oscuridad digna de ser trabajada por sus propios pinceles.  Su cuerpo se inclina al subsuelo.

Los acreedores lo instigan a pagar deudas, todo es un viajar por las profundidades de la soledad.

El sonido del teléfono quiebra lo estático de esos días. Es Germán que le dice que ya no hay tiempo de más, que debe terminar el argumento que escribió y que debe entregarla el lunes para que salga esa semana en la revista “Karina”.




Alberto, le viene esquivando al trabajo por encargo. Sabe que es una revista vacía de contenido. Semanas atrás se indignó al ver la publicidad en la televisión en la que una mujer le habla a un hombre en un tren, de moda, de pintada de uñas y poniendo su pelo largo bajo la nariz simulando ser un bigote le pregunta; ¿si creé que Dalí, es un loco o un genio? Y además, le propone ser la mujer de James Bond al grito: “Todo al estilo de Karina”. 



Está indignado, no imagina su trabajo en ese universo de moda y superficialidad. Pero sabe que no puede seguir sin hacer un mango, ni parar la olla. Este decidido se va a poner a dibujar esas páginas, pero acaba de extraerse una muela y la infección crece abismalmente, minuto a minuto. El dolor se hace insoportable.

Tiene que terminar si o si el trabajo. Ahí toma una decisión; usar el collage

Se ríe mientras hace recortes de revistas y las pega con plasticola en la hoja y en voz intendible imita al locutor de esa publicidad  diciendo a los gritos o como le sale; “Hay un nuevo estilo…estilo: KARINA”.


De fondo se escucha a los 4 de Liverpool cantando su “Eleanor Rigby”, banda sonora sugerida en el texto y de la que Pipiolo absorbe su esencia en su estética. La técnica elegida es ideal para reducir a tres páginas el extenso argumento que tenía 24 cuadros más.

Termina con las tripas en las hojas. Está conforme con el resultado final.




Llama a Germán para avisarle que el lunes lleva los originales. Tiene la adrenalina aún en su piel, le sugiere seguir con la historieta, del otro lado recibe la negativa, ya que considera que ese unitario no tiene más vida que la brindada en esos cuadros. No le importa está feliz.

De la dificultad una vez más encontró resoluciones, conceptos que le permiten crecer.



Al tiempo, recibe favorables críticas por su trabajo. Pero el tiene los pies en la tierra. Después de perder a quien amaba, nada va a sacarlo de su eje. Solo agradece y repite cada vez que se lo elogia; “Las cosas se mistifican y después se descubre que detrás del mito siempre hay una vulgaridad, un tipo en camiseta”.

Se ríe por dentro de esa frase que acaba de tirar al aire. Vuelve a tener esas ganas de dibujar y dibujar. Y ahí decide quedarse en el movimiento de las cosas. Ese torbellino de emociones que salpica con su pincel y tinta, una y otra vez.

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