miércoles, 29 de enero de 2025

Carlitos Nine y Pipiolo

 Por Pavla Ochoa


El sonido del teléfono irrumpió en la noche. Manoteó por instinto, en la oscuridad de su cuarto, el tubo y con la voz gastada dijo:

-Hable…

-¿Carlos, sos vos?

-Sí, Alberto ¿Por qué me lo pregunta?

-Porque te escucho raro

-Es que tengo fiebre

- ¿Y no te duele el paladar?

-No, ¿por qué?

-Porque a todos los pajeros se les caen los dientes -inmediatamente comenzó a reír con carcajadas salvajes, sin poder volver a hablar.

Carlos Nine miró a su mujer, desconcertado, y comenzó a descubrir que ese hombre que nunca es amable, sino más bien ríspido, tiene un humor muy ácido, de esos que hablan todo el tiempo puteando. Apagó la luz y se quedó en silencio, atrapado en una sonrisa febril, sin poder volver a pegar un ojo.

 

 


 


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