Sube al
viejo Chevrolet de su amigo Narciso. En el camino se le suman el negro Pereyra
y Luisito Destuet. Terminan en Acassuso en la casa de Ugo. Y luego se van a
Palermo. Casi sin filtro, el tano le dice en la cara: “Vos sos una puta barata
porque, pudiendo hacer un buen trabajo, estás haciendo Vito Nervio que es una
mierda”.
Estas
palabras crueles; pero sinceras, fueron un puñal al corazón de Pipiolo. Le duele
porque sabe que lo que está haciendo no es una mierda, ni es una puta barata. Pero
se lo traga para dentro. Simula sonreír, hacer de cuenta que nada le afectó.
Al poco
tiempo, lo llama Oesterheld: “Tengo un guión para vos, si te interesa”. Es el
argumento de Sherlock Time. Acepta dibujarlo. Ve ahí la oportunidad de mostrarle a su
alocado amigo que no es lo que dice de él.
Por varios
días se encerró en su estudio y comenzó a estudiar juegos de luces y sombras
con pequeñas velas que encendía aquí y allá para lograr el efecto buscado.
Se enfrenta
a sus fantasmas, los libera.
Se desploma trabajando.
Deja sudor
de sangre en cada página.
Cuando la
historieta se publica, Pipiolo tiene la sensación que le movió el piso a muchos.
Es el
propio Ugo quién cae rendido a sus pies; “Mirá, retiro lo dicho, te pido
disculpas”.
Siente que
le dio un certero golpe a la mandíbula que había escupido esa bravuconada en
una mezcla de castellano e italiano. El
golpe certero fruto del esfuerzo.
Siente que
ya no hay paso atrás. Siente que hay un
nuevo horizonte a seguir y él está convencido de caminar hacia el mismo.
Fuente:
https://www.quintadimension.com/node/280
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