Por Pavla Ochoa
No puede creer que por seis meses lo tenga como profesor a Breccia. Y todo gracias a Columba. Fue Antonio Presa, quien les dijo a él y a un grupo de jóvenes dibujantes; “viendo se aprende más que en cien mil palabras. Vale más el hecho de ver”; y los mandó a un curso con él.
Eduardo, está
feliz que la editorial de la palomita, donde encontró la oportunidad de trabajar
de lo que le gusta, hacer historietas, le dé la posibilidad de tener frente a
frente a Alberto. Respeta a Presa, pese a que le hace copiar a dibujantes
reconocidos de la editorial. El primer día que lo conoció, le dijo mostrando
una carpeta de dibujos: “te damos trabajo, pero tienes que seguir a uno de
ellos ¿cuál eliges? Instintivamente, él eligió
a Mandrafina, un viejo alumno de Pipiolo, porque le parecía que era el más afín
a lo que le gustaba, el blanco y negro, el manejo de las luces y las sombras. Por
eso no puede creer que le dé la oportunidad de ver al troesma de cerca.
Al llegar al lugar el primer día, le preguntaron si ya trabajaba de dibujante y su respuesta fue concisa; “sí”. Ahí mismo, lo llevan al aula donde está el viejo dando el curso de interpretación de guiones. El corazón le explota, lo escucha atentamente y sonríe de cada respuesta que les da a las preguntas de sus compañeros.
-¿Ustedes quieren ser famosos?- preguntó
sin rodeos Breccia.
Nadie respondió. Entonces, él mismo lo hace
casi como un monologo:
-Porque si quieren ser famosos, solo basta
que se desnuden y corran alrededor del Obelisco a los gritos y van a ser
famosos. Si quieren ser dibujantes van a tener que estudiar y trabajar mucho.
Nuestro oficio lleva mucho sacrificio. No es fácil la profesión…si están dispuestos
a soportar todo eso, sigan para adelante, sino dedíquense a otra cosa.
Está fascinado
de escucharlo.
Trata de buscarle charla todo el tiempo de
cosas que quiere saber de la historieta. Sabe que dibujar es un ejercicio que
se domina con la práctica, pero el concepto de la historieta hay que entenderlo
de alguna manera para abrirse un camino propio.
Habla y
habla, todo el tiempo. Es el propio profesor que termina la conversa, entre
risas: “Bueno Risso, ya basta. Anda a
dibujar, ya está, me tenes cansado”.
Eduardo,
aprovecha todo, fue absorber los conocimientos de un hombre que era un libro
abierto. Obviamente, cada clase es igual, no dibuja ni una línea, solo charla
con el viejo.
Un día, en Columba
le dan la oportunidad que dibuje una nueva miniserie llamada Holocausto. Sabe
que está en una encrucijada con él mismo. No se anima a andar su propio camino,
dejar de copiar a Mandrafina, porque tiene el temor que lo echen.
Al llegar al curso, le comenta su miedo a
Breccia. La respuesta es el impulso que le falta; “Hacelo, anímate como sea y el temor se te va a pasar”.
Después de
la clase, se va a su casa y comienza a sentir cada trazo que se desprende de su
mano.
Cuando
lleva las páginas a la editorial, es el mismo Presa que pesé a gritar y tirar
alaridos ante lo que está viendo, decide publicarlas. Quizás, porque de algún modo
él había empujado a Eduardo a esta ruptura de estilo. Desde el momento en que le mostró a José
Muñoz y le advirtió; “esto te va a servir mucho a vos, pero acá no se puede
hacer”, hasta el curso que le hizo hacer con Breccia. Quizás, solo quizás por
eso decidió que salga publicado.
Al salir de
la oficina, Eduardo, supo que Alberto tenía razón. Entendió la lección; “Ser honesto con uno
mismo para ablandar a la vida”.
Sale a la
calle y sonríe en tamaño de inmensidad, porque sabe que es el inicio de su
propio camino en la historieta. Porque sabe que, para el mundo a cuadritos,
acaba de nacer; “Eduardo Risso”.
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=GSdko11-kwA
https://ellectordehistorietas.blogspot.com/2015/12/entrevista-eduardo-risso-hay-muchas.html?m=0
https://barullo.com.ar/heroes-con-los-pies-en-la-tierra-el-trazo-distintivo-de-eduardo-risso/
https://www.youtube.com/watch?v=pXiqIUcjGYs&t=127s
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