Por Pavla Ochoa
Podría
decirse que aquella era una noche más en Buenos Aires y no sería mentira. Pero
para Carlitos es distinta.
Está asombrado de recibir el llamado de
Breccia. No se conocen mucho, solo tomaron un café y hablaron de historieta,
una vez. Del otro lado del tubo, el
viejo sin rodeos le dice que leyó algunas cosas de las que escribe y que le gustaría
que le haga algunos argumentos para una serie de episodios breves. No puede
creerlo, le gusta ese dibujante de un expresionismo impactante, realista y
feista al mismo tiempo, de rasgos exagerados, su dominio de la anatomía y su
maestría con el juego de luces. Empieza a imaginar una iluminación rotunda, en
un blanco y negro durísimo, sin matices de grises y es ahí que le dice que
quiere contar una historia policial negra.
Alberto, está de acuerdo y le marca también lo que quiere; “dibujar el Mataderos de su infancia”. Ese barrio que lo tiene latiendo continuamente en su interior. El de paredones de ladrillo, de calles de barro, de nubes que parecían estar al alcance de la mano de tan baja. En el remolino de recuerdos en voz alta, le larga; “En Mataderos yo vi dos duelos criollos protagonizados por el Pampa Julio, un príncipe ranquel que se había hecho guapo. Uno de esos duelos me acuerdo era sólo a planazos, no a muerte. Y se daban planazos, y se iban rebanando de a pocos”.
Ambas cosas
que quieren hacer no desentonan entre sí.
De la nada,
en base a lo que escuchó, le dice que va a escribir una historia de un hombre
con una marca en la cara y que va a ser un caso que va a investigar un tipo que
es un ex policía, con rasgos de malevo del 900.
Con el
entusiasmo a flor de piel comienzan a buscarle nombre al personaje que va a
estar en los relatos. Buscan y buscan
por los rincones de la memoria, hasta que Trillo dice;
-¿Y...un
tal Daneri?
-Bárbaro, deja
ese nombre.
Al cortar
la llamada, no sale de su asombro, Alberto Breccia, va a dibujar su primer
argumento de historieta. Para alguien que ama las aventuras en cuadritos, es
como que Gardel cante un tango escrito por uno mismo. Imagina un relato con algunos
elementos fantásticos y citas borgeanas. Lo que no sabe, ni imagina, es que el
viejo también esta chocho de hacer algo con él.
Breccia,
está asombrado con él, desde esa entrevista que escribió con el título, “De
Buenos Aires a Milán, parando en todas”. Tanto le despertó curiosidad que en Córdoba
le dijo a Alberto Broccoli ; “¿Cómo sabe tanto de mi…? Cómo sabe tanto Trillo,
sí yo a Trillo no lo conozco”.
Cuando el
joven ve las paginas, no puede creerlo; “Está entrando al mundo, ese mundo que
ama, el de la historieta, a lo grande”.
La revista Mengano,
pública ese primer episodio, luego se hace difícil sostener el mismo precio del
trabajo de Breccia. No hay presupuesto, pero lo que más le asombra a Carlitos.
es que el dibujante tenga ganas de seguir con las aventuras de ese Tal Daneri.
No saben
mucho su destino y tampoco del de ellos. Solo saben que tienen ganas de seguir
juntos.
Nadie imagina
lo que vendrá , ni el terror que se avecina en estos pagos.
Nadie….
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