miércoles, 22 de enero de 2025

Entrevista con Mariano Grynberg

Por Pavla Ochoa


  Mariano Grynberg, es dibujante, pintor, escultor y docente especializado en el Arte como medio de liberación. Estudió con Alberto Breccia, en el taller de historieta que brindaba en su casa de Haedo.

En el 2018, realizamos una entrevista via mail, en la que nos cuenta como fue la experiencia de estudiar con Pipiolo, lo que le permitió codearse con gente maravillosa, chicxs en aquel entonces, que ahora son dibujantes consagradxs y que juntxs crearon la revista El Tripero. También, describió que lo magnífico de esas clases, era escuchar al viejo, porque siempre tenía salidas insólitas o anécdotas riquísimas, destacando el gran don extraordinario para la enseñanza, que con pocas palabras marcaba hacia dónde el estudiante tenía que ir.





-¿Cómo fue la experiencia de estudiar con Alberto Breccia?

Fue una gran experiencia, una experiencia vital que marco mi camino como artista y como persona.

-¿Podes describir como era él?

Recuerdo a Alberto como una persona inteligente y fuerte. Como maestro era muy claro y contundente, no dejaba mucho espacio para la confusión.

-Breccia decía que “hay que poner las tripas en el tablero para dibujar” ¿Cómo fue esa enseñanza en la práctica?

Es un concepto fundamental, básico, sino enfrentas tu verdad interior no podés hacer nada que valga realmente la pena. Es un camino lleno de belleza y muy interesante.

-Según las entrevistas que fui realizando sobre él, señalan que Breccia tenía un humor ácido ¿Eso aparecía en las clases?

Definitivamente sí.

--¿Cómo recibiste la noticia del fallecimiento de Alberto el 10 de noviembre de 1993, justamente el día del dibujante?

Estabamos unos cuantos de guardia en el hospital cuando falleció, aún lo recuerdo de camino a la sala de operaciones haciendo la v desde la camilla con los pelos revueltos. Alberto nos dijo muchas veces que no temía a la muerte y yo siempre le creí. Fue muy duro para mi perder a Alberto, en lo personal lo sufrí mucho, como la muerte de un familiar muy cercano, todavía lo extraño y pienso en el a menudo.





-¿Qué los motivo a varios de ustedes que estudiaban con Alberto a llevar adelante una experiencia como El Tripero?

Fue en un viaje que Christian Montenegro y yo hicimos a la Habana, invitados a la Bienal Iberoamericana que Se realizaba allí ( no sé si aún lo hacen) conocimos unos vascos que se autoeditaban en una revista llamada “ Napartheid”, ellos nos motivaron a hacer lo mismo para superar la escases de medios donde mostrar nuestro trabajo. Era mejor eso que esperar a ser aceptados por alguna editorial, y era coherente con todo el concepto que habíamos aprendido de Alberto.





-¿Qué te sorprendió de la obra de Breccia?

Todo.

-A Breccia ¿Se lo extraña en estos tiempos modernos?

Yo aún vivo en otros tiempos, soy un ser anacrónico. Siempre nos hacen falta los grandes artistas como Alberto.

¿Cuánto de Breccia absorbiste en tu propia obra?

No podría cuantificarlo, pero un montón supongo.




¿Podes contar alguna anécdota con Alberto?

Más que una anécdota , me encantaban sus historias de juventud y de amistad, como la que tenía con Oski, del cual hablaba con mucho cariño. Eran historias divertidas y muy bien contadas.

 


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