sábado, 11 de enero de 2025

Una obra maestra más allá de esa GENTE

 

Por Pavla Ochoa


No puede entender porque el rechazo de la GENTE a su dibujo.




Lee en voz alta con indignación; “Soy un antiguo lector de El Eternauta, lo seguí capitulo tras capitulo en el viejo y olvidado; “Hora Cero Semanal”. Los dibujos de Breccia son confusos, hay cuadros virtualmente inexplicables y los protagonistas se confunden entre sí. Las mujeres, por ejemplo, tienen la misma cara. Sería importante que Breccia dotara a sus ilustraciones de mayor sentido historietistico”.


 


Mira fijamente a Cristina y Patricia, sus modelos, sus hijas y después de las palabras de ese tal Mario Valenzuela. Sigue leyendo, esta vez con bronca;” Pidan al dibujante que no intente intelectualizar ese extraordinario guion de Oesterherld; Lo único que está consiguiendo es arruinarlo”.




Arruga la revista como un acordeón, pero lee la última carta de lectores; “Si bien en es cierto que los dibujos de Breccia son realmente excelentes desde el punto de vista artístico, les puedo asegurar que yo todavía no pude distinguir a los personajes. ¿No podrían hacerlos un poquito más claro, menos artísticos para gente normal como yo?.

La carta de Susana Fernández, lo hace detonar. No está dispuesto a cambiar el concepto que eligió para El Eternauta. Va a morir en la de él.




Así se lo hizo saber cuándo lo llamaron de la editorial y le pidieron que cambiara el dibujo, que lo hiciera más claro, más comercial; “Yo dibujo así, sino les gusta, pueden levantar El Eternauta”.

No hay paso atrás.

Al rato, el teléfono vuelve a sonar en la casa de Haedo. Está vez es Héctor que lo convence de hacer quince páginas más para abreviar el final y que termine la historieta.




Agudiza el clima, apuesta a los negros y a los blancos uniformes, a la iluminación con efecto de contraste y sigue usando el collage y los raspados con Gillette.

Escupe toda la bronca en cada página.




No puede entender como la misma GENTE, la que lo contrató y publicó una foto de él junto a Héctor y los directivos y las primeras páginas originales de la historieta, ahora finjan demencia y pidan disculpas a sus lectores por “ese dibujante” que los disgustó.




Tiene bronca, pero la certeza de haber sido fiel a lo que sentía.

El tiempo le demostrara que no estaba equivocado cuando lluevan los elogios en Italia y la consagren como una obra maestra.

Tal vez siempre lo fue.

Tal vez no era para “esa GENTE”.




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