jueves, 2 de enero de 2025

Onetti, Breccia y un joven Juan

 Por Pavla Ochoa


-¿Vas a ir a Madrid, Juan?

 

-Sí. Aunque no lo creas "Gordo", soy un pelotudo de 40 años que aún no viajo tanto.

 

-Tranquilo che...Solo te pregunto para que le lleves un par de Crisis a Onetti.

 

Juan, levantó la mirada y pudo ver enfrente a ese hombre. Él que ama a su "Negro Vení". Él hincha de San Lorenzo de Almagro. Él que escribe de noche hasta que llegan las primeras luces del sol. Ese hombre, le estaba hablando sin chicanas, sin rodeos.

 

-Sí se las llevas también entregale esta carta con los ejemplares de la revista. Asi las lee y quizás tiene ganas de tirarnos alguna cosita-le dijo el Gordo Soriano.

 

No lo puede creer. Va a conocer a su ídolo y le va poder mostrar la adaptación de su cuento "Las Mellizas" que hizo con su suegro.

 Le explota el corazón por ese encuentro. 



Ya en Madrid, convenció a su amigo, el dibujante Juan Giménez, que lo llevó en su moto BMW a la casa de Onetti.

 

Al llegar, tocó el timbre y abrió la puerta, Dolly, la ultima compañera de vida del escritor uruguayo.

 

El enviado de Buenos Aires, le resumió su misión a cumplir y le mostró la carta y los ejemplares de la revista.

 

-Ah... Crisis-dijo la mujer-Juan Carlos está muy enojado con lo que hicieron.

El silencio rodea por algunos segundos el living desolado, inexpresivo.

 

-Le voy avisar a Juan Carlos que usted está acá-

 

-Bueno...espero.

 

La simplicidad del encuentro se hace complejo. Juan pensó para sí mimo; “¿Le digo que fui yo quien realizó esa irresponsabilidad juvenil o escuchó todo lo que me diga, hago como que tomo nota, le doy la mano y me voy?”.

No paraba de imaginar el horror más terrible que como un punzón le picaba la conciencia y lo lleva a la angustia. Luego de unos minutos, apareció el escritor, con un pijama claro y medias azules y obviamente, con sus gruesos anteojos algo ladeados. Lo saludó sin registrar su nombre. Se sentó a su lado, lo miró fijamente y enojado le cantó sin filtro alguno:

 

-Es tremendo lo que hicieron con mí cuento...

 

-Maestro yo ....

 

- Jamás hubiera permitido hacer esa basura con "Las Mellizas"....

 

-Maestro....

 

-Es un texto personal, algo privado. Es un aviso de confianza imperdonable, una vergüenza.

 

Por más de quince minutos, Onetti no lo dejó hablar al mensajero ocasional, siquiera escuchó las reiteradas ocasiones en las que pidió disculpas. Onetti, no lo registro, solo cumplió su actuación soberbia de la honra por el texto mansillado, lo que importaba era su enojo.




 

El autor del "supuesto" sacrilegio literario, salió como un sobre debajo de la puerta. Tenía vergüenza de si mismo. Estaba impregnado de humillación. Lo que iba a ser un encuentro memorable con su ídolo termino siendo un infierno no encantador.

 

Al volver a Buenos Aires, les contó en la redacción de Crisis al Gordo Soriano y a Zito Lema, lo sucedido y comenzaron a reírse. Le trataron de minimizar lo sucedido relatando otros cortes de rostros similares por parte de Onetti.




 

Al encontrarse con el viejo en su casa de Haedo, le contó lo sucedido en España. Sin mirarlo, le dijo: "¿No le gustó el laburo? ¿Quién carajo se cree ese viejo pelotudo? No le des bola, Juan".

 

Ahí, se dio cuenta que a ninguno de los dos uruguayos les entraba una bala y que en el medio estaba él. Decide dar un paso al costado al cambiar de tema de conversación. En ese instante, una mueca de sonrisa se dibujó en su rostro, mientras le aceptaba un mate al padre de Patricia, no paraba de reír de pensar en los dos cabrones charrúas, tan llenos de talento y de tan poca pulgas.




FUENTES:

https://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-74290-2006-10-11.html

 

-Charla debate de  Juan Sasturain y Mariano  en la Biblioteca Nacional el 17 de mayo de 2019.

 

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