miércoles, 17 de enero de 2018

Breccia por Breccia

 Por Pabla Ochoa


En el 2013, Patricia Breccia, accedió a una entrevista realizada por mail para hablar sobre su padre; Alberto Breccia.

 A continuación compartimos las  preguntas y respuestas breccianas.



Ilustraciòn de Patricia Breccia publicado originalmente en http://salvajeando.blogspot.com.ar/2014/11/alberto-breccia-mi-padre.html



 ENTREVISTA A PATRICIA BRECCIA

-En el articulo de Laura Vázquez  publicado en la revista Fierro número 72 del mes de octubre de 2011 (luego editado en su libro “Fuera de cuadro”) la periodista señala: “ Más de una vez pensé en sus hijos dibujantes que tuvieron padre acaso dos veces”. Lo que me lleva a preguntar ¿Cómo era Alberto como papá? ¿Qué recuerdos tiene de él y su mamá?

-Mi padre fue el mejor de los padres. El mas amoroso, el que nos guiaba siempre. De mi madre recuerdo poco, ya que cuando yo nací, ella ya estaba enferma. Pero si me acuerdo de las noches de invierno, todos sentados al lado de una gran chimenea, mi viejo asando batatas en el fuego, y mi vieja tejiéndonos a mi hermana y a mi, ropita de lana para las muñecas. Casi una postal. La mejor de todas.

-¿Qué anécdotas contaba Alberto de su niñez y juventud  en Mataderos?

-Bueno, ha contado mucho a través de los años. El tuvo una infancia y una adolescencia feliz, si bien tuvo que trabajar desde muy chico, creo que sus mejores momentos los pasó en el mataderos de su infancia…Siempre hablaba de cuando, con mi tía, se iban al fondo del enorme patio de su casa (casi una selva trópica) para leer, entre plantas y animales, la colección de los libros de Calleja….

-En los Mitos de Cthulhu tu papá le dedicó esa obra a tu abuelo: “A mi padre a quien todo lo debo” ¿Qué  mencionaba de tus abuelos? ¿Qué relación tenía con ellos?


-Él se llevaba muy bien con sus padres. Los quería mucho. Mi viejo fue un buen hijo. Cariñoso, y atento a las necesidades de mis abuelos.

-¿Cómo fue tu niñez en tu casa de Haedo donde constantemente había visitas de personas del ambiente artístico?


-La recuerdo como una infancia feliz, llena de aventuras…Haedo era como una ficción, una historieta, o un cuento de Bradbury.Siempre ocurrían cosas mágicas, entre ellas, las visitas de personajes maravillosos.

-Todo lo que rodeo Mort Cinder fue difícil para Alberto, según él mismo declaró en la entrevista realizada por Antonio Martín, Carlos Giménez y Luis García en mayo de 1973 para Bang ¿Percibían la situación económica que atravesaba tu papá? ¿Cómo vivieron con tus hermanos ese momento en que él  dejo de dibujar?

-Claro que la percibíamos. De hecho, la sufrimos todos. Hubo épocas en que no teníamos ni para comer (literalmente) muchas veces yo iba al colegio si haber probado un bocado…Por eso mi viejo se hartó de una profesión que no le daba ni para pagar los remedios de mi madre. Estaba endeudado, y tenía que sostener tres hijos chicos el solo. Largó todo y se asoció con otra gente para armar un instituto de arte. I.D.A   El mismo que sacó a generaciones de dibujantes. Un referente de la cultura de esos años, junto con el Di Tella.

 -La constante búsqueda de formas de expresar hizo que las editoriales argentinas no editaran su trabajo, lo contrario a lo que sucedía en Europa ¿Cómo vivían esa convicción ideológica de tu papá de no transar con la industria?

-Bueno, de manera natural. Nosotros, siendo chicos, lo acompañábamos en sus decisiones, porque era lo que siempre habíamos escuchado, mamado, fue la educación que nos dio. Una escala de valores inalterable. No traicionarse jamás.


-¿Qué pensaste en su momento de la obra de La Vida del Che, trabajo en conjunto con tu hermano? ¿Cómo viviste la censura de la dictadura de Ongania y las amenazas de bomba?


-Bueno, yo era chica en la época de Onganía, y cuando dibujaron el Che. Lo viví mal, tuvimos que irnos de mi casa, exiliarnos por varios meses, y lo que recuerdo, fue verlos a mi viejo y mi hermano, quemando libros y dibujos del Che, en el fondo del jardín de mi casa, para borrar toda evidencia que nos pudiera poner en peligro. Fueron épocas espantosas. (pero eso ya fue en la época del proceso) después de haber recibido varias amenazas y antes de la visita de gente de los servicios de Inteligencia.


-Alberto declaró haber quemado los originales de Vito Nervio en el jardín de tu casa de Haedo. En un intercambio por mail, Carlos Nine me dijo al respecto: “Él era muy dramático, muy teatral, tiraba esos datos impresionantes que vos decís “¡A la mierda!” Pero anda a saber si lo hizo. Por ahí no lo hizo… ojala no lo haya hecho”. ¿Viviste ese momento? ¿Tu papá te dijo algo al respecto? ¿En  que época paso lo de la quema?

-No, Carlos, creo que se confunde. Es lo que cuento mas arriba. Tuvo que quemar esos libros, pero por un tema de seguridad. Nunca quemo ‘ningún original. Al contario, mi viejo fue un gran defensor de los originales, y siempre obligo a los editores a que se los devolvieran. Decía: los originales es lo único que tiene el dibujante” Siempre tienen que volver a el. Y eso fue los que nos enseñó. Nosotros siempre exigimos los originales a los editores. Yo conservo absolutamente todo.

-Tu hermano Enrique en una nota publicada en la revista Comiqueando número 43 de enero del 2000 ante la pregunta de que si él deseaba querer ser dibujante como tu papá respondió; “No, porque yo no lo veía dibujar a mi viejo, la primera vez que lo vi dibujar yo tenía 19 años. Él tenía un estudio afuera, se iba a la mañana volvía de noche y yo no lo vi dibujar nunca. Ni siquiera leía sus trabajos porque él no lo permitía que entraran revistas de historietas en casa” 


-Esto que dijo mi hermano, lamentablemente, no es verdad. Mi viejo siempre tuvo el estudio en Haedo, en nuestra propia casa. Por lo tanto, lo vio dibujar  ami viejo desde que nació, como nosotras. Lo de las historietas, también es una gran mentira. Siempre había revistas de historietas en mi casa, estaba llena. Yo me crie leyendo revistas de historietas...imagínate. Revistas nacionales y extranjeras. Linus, Charlie, Patoruzito, Hora cero, etc. De todo y para elegir. En mi casa había solamente una habitación, la Hemeroteca dedicada a revistas que mi padre traía de Europa cuando viajaba, las que le enviaba, y las nacionales. No puedo comprender porque Enrique declaró esto, ya que está faltando a la verdad. Cualquiera que conocía mi viejo y mi casa de Haedo, sabe que mi viejo trabajaba en su estudio, de la mañana a la noche, y todos los dias de su vida, hasta que se murió. También daba clases en su estudio. Supongo que mi hermano “vivió en otra casa en esa época”, porque está contando una realidad que solo existió en su imaginación…

-¿Qué viviste vos en tu niñez  a diferencia de tu hermano?

-Yo creo que los tres vivimos cosas diferentes, diferentes edades, diferentes maneras de vivenciar la niñez….aunque con el mismo padre. Yo fui ‘la más pegada a mi padre, y el a mi. Éramos muy compinches. Yo adoraba estar con el, acompañarlo, mirarlo dibujar, cebarle mate.

-Mencionaste a Christian Fellinger que muchas veces a vos y a tu hermana Cristina Alberto las hacía posar como modelo para dibujar. Incluso se dice que constantemente graficaba en caricaturas algunos momentos que lo rodeaban. ¿Podes puntualizar algunas de las historietas en la que posaron? ¿Recordas alguna caricatura particular que te haya tenido como protagonista?

-Con mi hermana fuimos las niñas y mujeres de El Eternauta, y yo, puntualmente, fui “Wilbur” (cthulhú) de las historietas que hizo de Lovecraft, “El llamado de Cthulhu”. Pero cada vez que necesitaba un modelo de nene o nena, nos ponía a nosotros. Y a medida que fuimos creciendo fuimos utilizadas en diferentes ilustraciones o cuadritos de historieta.

-¿Cómo le afecto la muerte de su amigo Oscar Conti (Oski)?


-Muy mal. Ellos eran muy amigos. Amiguísimos. Oski, además de ser un creador genial, fue un gran tipo. Yo tuve la suerte que el me eligiera para dibujar en sus últimos años. Oski venía todas las mañanas a dibujar a mi departamento…tuve ese privilegio, y ese Honor.

-Alberto tenía en su trabajo una clara concepción clasista, un proletario del lápiz

 ¿Intercambiabas ideas políticas con él?

-Mi viejo consideraba que la profesión de dibujante, era un trabajo como cualquier otro. Fue el tipo menos “divo” que conocí en mi vida. Nunca se consideró un “artista” y vaya si lo era; fue un revolucionario del Arte. Un creador maravilloso. Considerado como uno de los más grandes dibujantes del mundo. Y sin embargo, era un hombre tan humilde, tan sencillo. Generoso, siempre, con los otros. Mi padre se consideraba un hombre de izquierda. Pero no de las izquierdas conocidas, tenía una manera justa, sabia y sensible de considerar la vida y la vida de los demás. No toleraba los totalitarismos de unos ni de otros. Era un tipo amplio, democrático, siempre de lado del que menos tenía, con una enorme empatía por todos y hacia todo.
Sí, hablábamos de política, claro. Yo milité desde muy chica, y si bien el se angustiaba mucho, jamás me prohibió nada.
 

No hay comentarios: