jueves, 8 de febrero de 2018

Entrevista a Irma Dariozzi


 Por PaVla Ochoa


Comparto entrevista realizada a Irma Dariozzi de Breccia en septiembre del 2010 para la carrera de periodismo en la Universidad Nacional de La Plata.


Un trazo eterno


Artista plástica, Irma Dariozzi es la principal narradora de una historia para contar. Viuda del dibujante, Alberto Breccia, invita en su relato a reconstruir la lucha de un creador que lucho contra la ignorancia de su tiempo y de una pasión revelada que abraza a las nuevas generaciones.

Al recibirnos en su casa de La Reja, la voz pausada de Irma Dariozzi transmite tranquilidad y armonía en el devenir de una tarde calurosa de septiembre. Estamos en frente de una mujer que acompaño a Alberto Breccia, una persona que con sus dibujos es reconocido como uno de los grandes maestros del cómic mundial.

El viejo, como se lo conocía en el ámbito, era dueño de una tendencia a experimentar desde lo visual, generando un estilo único. Comenzó su carrera en 1936, año en que logró publicar sus dibujos en la revista El Resero. Luego pasó a publicar en Rantanplán, hasta llegar al diario La Razón, donde se destacó con Puño Blanco. En 1945, entró a la revista Patoruzito, donde aparecen las trazos de su estilo en una búsqueda incesante. Luego se convirtió en el principal maestro de la Escuela Panamericana de Arte y en 1956 comenzó a colaborar con Héctor Oesterheld en la editorial Frontera con la obra Sherlock Time y juntos en 1962, crearon Mort Cinder. Durante la decada del 60, realizaría la remake de El Eternauta para la revista Gente. En Los 70 fundó el Instituto de Directores de Arte y adaptó a la historieta hitos de la literatura.

                                          Foto:  Irma Dariozzi y Solano Lopez en Moreno 2009

Acompañando esta historia, fotos en las paredes del dibujante y algunos libros apilados en una mesa hacen de escenografía. Sentada en una silla, Irma Dariozzi responde preguntas en clave de relato; una historia entrecruzada por lápices y tintas y la lucha en épocas de dictadura y el fuerte acompañamiento a un maestro gigante hasta el último día de su vida, el 10 de noviembre de 1993. Sin titubear, inició la charla señalando que ese hombre fue lo mejor que le pasó en la vida, luego se detuvo a relatar el origen del encuentro con Alberto Breccia: “Comencé a estudiar la Escuela Panamericana de Arte y ahí estaba el, quedaba ilustración e historieta y realmente me impresiono la forma de ser de el, con tanta seguridad, con tanta hombría de bien, todo el respeto que imponía nos daba miedo en el aula”.

-¿Cómo fue la transformación de ese miedo a enamorarse?
 
-Porque me di cuenta después que no era peligroso, pero era muy severo al educar, el que no cumplía con lo que requería lo echaba de la escuela.

-Usted se casó con Alberto Breccia, en el momento en que edito en Europa a Mort Cinder ¿Fueron difíciles esos momentos?

-Sí, porque esa obra no tenía la repercusión de la actualidad, para que se entienda en un ejemplo sencillo, tengo varios ejemplares originales que están amarillos del sol que les pegaba en los kioscos de diarios. Él no hablaba mucho de eso, pero se angustiaba mucho, porque sentía que no comprendían su forma de hacer historieta y no se vendían, no interesaba ese tipo de publicaciones y El Eternauta fue la gota que derramo el vaso de la indiferencia.

-Teniendo en cuenta lo que señala ¿Por qué esa obra derramo ese vaso?

Fue el momento en que más experimento artísticamente en la revista Gente, que luego se disculpo de haber publicado esa versión, esas situaciones lo angustiaron mucho pero el seguía buscando su arte, más allá de estos tropezones, investigaba en cada página que dibujaba y ese fue un problema, porque no se atrevían las editoriales a publicarlo, porque no era el típico dibujante que pasaban los años y no cambiaba su estilo, lo que lo llevo a un momento crítico económicamente y eso hizo que fueran años muy difíciles para nosotros.

-En 1969, a pocos meses de la caída en combate de Ernesto “Che” Guevara, el escritor Héctor Oesterheld le paso al dibujante una biografía del revolucionario latinoamericano, obra en la que usted tuvo una participación muy especial para que ahora sea publicada en todo el mundo.
  
-Es verdad, la obra fue destruida por la dictadura de Ongania,  que mandó a quemar los originales, a partir de ahí siempre estuvimos como se dice con el ojo puesto encima por parte de los gobiernos militares, por eso decidí en ese momento en que Alberto comenzó a quemar libros y revistas y fue ahí que me opuse  a hacer lo mismo con mis dos ejemplares del Che y el libro de Eduardo Galeano “ Las venas abiertas de América Latina”, por eso a las revistas las envolví con papel metal arrollado y lo metí en un tubo de plástico y los enterré en el jardín de nuestra casa y estuvieron años ahí, hasta que todo se tranquilizo socialmente hablando, gracias a eso en España la editaron y ahí nació nuevamente el Che en historieta.

-Con todo lo que describe ¿Cree que logro transformar a la historieta en un arte reconocido por todo el mundo?

 -Ahora se lo está reconociendo, lo que demuestra la perseverancia y la convicción de ser lo que el sentía, ahora se lo estudia en los ámbitos académicos, lamentablemente no está Alberto, para ver lo que está pasando actualmente.


No hay comentarios: