Por Pavla Ochoa
Tiene que laburar. No importa si no tiene mucha técnica o saberes de la Escuela de Bellas Artes. Tiene que laburar y sacar adelante el encargo; “hacer las tapas de Tit Bits”.
Los años 30
fueron muy duros para él, mucha mishiadura y muchas puertas que se cerraron. En
esos días golpeó la puerta de Pedro de Rojas que estaba en Diario Critica, no
le dió trabajo, pero lo alentó a seguir intentando en este oficio de dibujar.
Alberto sabe que aún dibuja con un clavo, pero le hizo caso y lo sigue
intentando. Lo empuja el amor de su amigo de la infancia; Rafael, que no para de
alentarlo y que le insiste que no deje de dibujar. Y ahí está, en Laínez, a esfuerzo de hacerse
solito.
Le gusta la
tarea de hacer las tapas de esa revista, dedicada a folletines y variedades,
que leía de pibe. Siente una gran responsabilidad de reemplazar las tapas que
antes eran ilustraciones inglesas. Él, se formó a los ponchazos, leyendo esos
folletines. Tiene un fuerte vínculo con la lectura popular. Sus amigos del
rioba son los que le hicieron avanzar en la lectura y meterse con autores
importantes. En esos folletines está puesto su corazón y su imaginario.
Ahora, tiene
que laburar. Lo sabe. Aunque venga del dibujo humorístico, ahora tiene que hacer
dibujo serio. Sufre cada trazo. Pero tiene que hacer un buen trabajo para seguir en la editorial y no volver al matadero a rasquetear tripas hasta
morir. No duda. Tiene que practicar mucho y seguir copiando, si quiere ser
dibujante profesional.
Va a la vieja caja de madera donde guarda sus folletines y libros más preciados y busca algunos
de la "Colección Misterio" de Editorial Tor, el de las cubiertas ilustradas
por Luis Macaya. Y ahí entiende. Ese estilo expresionista y bien sombrío del
ilustrador, es el que tiene que dibujar en las tapas.
No tiene
miedo a ser descubierto. Comprende sus limitaciones gráficas, pero lo que ayuda
no sentir culpa es saberse; “un trabajador y no un artista”. Tiene que ganarse
el mango y mejorar cada día en lo que hace. Esa enseñanza la aprendió en la Republica
del Musculo; “Mataderos”. Y de ahí, no se va a mover.
Copia a Macaya, cada trazo, cada rasgo. El dibujante de origen catalán, formado en París con los expresionistas y futuristas, tiene un estilo de líneas duras y expresivas, de colores planos y contrastantes que marca un antes y un después en lo que al arte de portadas se refiere. Luis Macaya, es esa agüita fresca que necesita Pipiolo para hacer esas ilustraciones.
Transpira cada dibujo. Imagina, la cara del ilustrador de Tor al ver esas tapas y descubrirlo. Pero no duda; firma con orgullo esas portadas.
Todo es
fruto de ese esfuerzo por mejorar su dibujo. De escuchar a su compañero,
Borisoff que le enseñó a usar el pincel y descubrir la tempera blanca; “esa tecnología
moderna”. De copiar y copiar todo dibujo
que le llega a sus manos. Es una esponja que no para de absolver conocimientos
e ideas que lo ayuden a evolucionar su gráfica.
Y de ese
esfuerzo, salen esas tapas extraordinarias que son una nueva dimensión en el
diseño y el dibujo. Se siente orgulloso. Transpirar cada trazo, vale la pena.
Fuentes:
- -Charla de
lx autorx con Eduardo Orenstein-09-02-2025
- Facebook
de Eduardo Eduardo Orenstein, posteo del 21 de junio de 2021: “BRECCIA ERA UN
GENIO”
https://www.perfil.com/noticias/textum/pistas-para-una-coleccion-de-misterios.phtml
https://www.infobae.com/cultura/2019/04/15/cien-anos-de-alberto-breccia-monstruo-de-la-historieta/
https://www.youtube.com/watch?v=g1tO9bMfR_I&t=4074s
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