lunes, 3 de marzo de 2025

Entrevista con Jorge Claudio Morhain

 Por Pavla Ochoa

Jorge Claudio Morhain, es profesor en la Enseñanza Primaria, Bibliotecario Profesional, Museólogo, Máster en Cultura Argentina, escritor y guionista profesional de historieta. Se inició como obrero de la historieta, cuando después de estudiar por correspondencia en la Escuela Panamericana de Arte, realizará en 1960, argumentos para las revistas Casco de Acero y Tucson. También, realizó la adaptación teatral de El Eternauta; “ El Viajero de la Eternidad” y el guión de “El Eternauta La Resistencia”, adaptación a historieta de El Eternauta Novelado.

La cita con este hombre que tiene 25 años de oficio en la historieta, tuvo dos horizontes claros; “Alberto Breccia y Héctor Germán Oesterheld”. Con mucha disponibilidad, Morhain, respondió las preguntas enviadas por mail y nos contó sobre la única vez que charló con Alberto Breccia en la Primera Bienal Internacional y Cuarta Bienal Argentina de Humor e historieta, que se desarrolló en la ciudad de Córdoba en 1979. Además, nos habló sobre la influencia de Oesterherld, en su carrera como guionista de historietas.

 


¿Cómo fue la experiencia de conocerlo a Breccia en la Bienal de Córdoba?

 Lo conocí en el tren en el que viajábamos varios a la Bienal. No fue una gran charla. Recuerdo la parte “más interesante”. Le conté que traducía buena parte (acaso todas) las historieta importadas que publicaba Columba, y que adaptaba tanto el lenguaje como la extensión, por ejemplo, para que se acomodasen a los requerimientos de la Editorial. Todo a pedido de la empresa. De hecho, esa mi habilidad como adaptador me abrió muchas puertas. Entré a Columba por esa habilidad, que ya había ejercido en otras empresas. Bueno, Alberto se enojó mucho. Dijo que yo violaba el derecho de los autores, que tergiversaba sus intenciones, etc. Yo tenía unos 30 años. Y hacía mi trabajo a pedido de mi empleador. Así que esa fue la parte fundamental de mi charla. Aclaro, en cuanto a las adaptaciones, que muchos originales no eran obras de arte intocables. En la serie de Johnny Hazard, tiras diarias, se olvidaron varias veces de algún personaje, se confundieron las secuencias, quedaron cosas sin resolver… Bueno, ahí entraba yo. Cuando la Editorial, que ya publicaba Príncipe Valiente, compró un paquete con los inicios de la serie, me pidieron que los adaptase por episodios introduciendo alguna escena acomodada a dibujos existentes, para dar la apariencia de “recuerdos”, y no declarar que eran sucesos “pasados”.




                               Encuentro del Humor y la Historieta en Lobos en 1979. 



  
 ¿Usted estudió por correo el Curso de los 12 Famosos Artistas? ¿Cómo fue esa experiencia donde pudo tener de primera mano las herramientas narrativas para hacer historieta?

Comencé a escribir a los 15 ó 16 años, en Máximo Paz, a 50 Km de Buenos Aires, entonces pleno campo, sin teléfono ni televisión y radio a baterías. Quería “escribir como Oesterheld”, pero no había dónde aprender. Mi hermano ya estudiaba en la Panamericana, y mi viejo me pagó el curso también a mí, y ahí mi Maestro explicaba la forma de un guion. Apenas la tuve, salí a ofrecer trabajos, a los 17. A los 18 publiqué mi primera historieta.




-Comenzó a publicar en sus guiones en Cascos de Acero ¿Cómo eran trabajar en esos años en que publicaba y había infinitas historietas y obras maestras como ;”Mort Cinder?

Bueno, era una aventura permanente, amistades, charlas, encuentros presenciales, largas esperas para cobrar un mango, muchas editoriales “de segunda”. Nuestro objetivo, el de todo el gremio, era entrar en Columba. Entré a Gente joven con el pibe Andrés Cascioli, el pibe Roberto Giormenti, el pibe Miguel Luis Matejka, el pibe Oskar Blotta (hijo del autor del Gnomo Pimentón) Todos pibes.



-Alberto Breccia en el documental Breccia x4, mencionó sobre Héctor Oesterheld:

“Él rompe con fórmulas muy tradicionales, muy fáciles, que servían solo para distraer. Héctor incorpora a la historieta, otra problemática, la humaniza, profundiza en otros terrenos. De alguna manera está haciendo lo que la novela negra hizo con el género policial. Incursiona en terrenos que la novela tradicional deductiva no tocaba y se convierte en una crítica social. Héctor hace lo mismo con la historieta y obliga a un grupo de dibujantes muy capacitados técnicamente, a seguirlo. Como plantea una problemática distinta, obliga al dibujante a replantearse todo el tratamiento gráfico.  De esa manera se incorpora a la historieta, otras herramientas. No las tradicionales; de la pluma y el pincel, sino que se incorpora la monocopia, los géneros, los trapos, las hojas de afeitar, es decir se incorpora una serie de herramientas que son utilizadas para poder ilustrar lo que Héctor propone y de esa manera transmitir con más fuerza grafica el mensaje”.

 

-Entendiendo esto que menciona Breccia y que usted es guionista ¿Qué aporte crees que brindó Oesterheld a la historieta con sus argumentos?

Bueno, a los 11 años leí la revista Más Allá, que apareció en 1953, y me “voló la cabeza” (me cito a mí mismo) Eso me abrió la puerta a 1) la ciencia; 2) las utopías, mitos y fantasías; 3) a la literatura. Muchos años después, en la Feria del Libro de Buenos Aires, escuché por casualidad la última charla de Boris Spivacow, creador de EUDEBA, y ex director de Editorial Abril en la época de Más Allá. AL terminar casi, pedí la palabra y le pregunté “si había conocido a Héctor Oesterheld”. Dijo don Boris: ¡Ósterel! ¡Ese muchacho! ¡Hacía prácticamente solo Más Allá…!” De modo que HGO estuvo en mis lecturas de Más Allá, y en mis lecturas de Gatito y en mis lecturas de Bolsillitos. Aquí, en Máximo Paz, la única forma de conseguir un libro o algo parecido (Rastros, MrReeder, Leoplán) era el kiosco de revistas. Leía mucho librito de cowboys, Zane Grey y muchos otros, inclusos futuros colegas que usaban seudónimos (como Zappietro). Cuando aparecieron los libros de Sargento Kirk y Bull Rockett leí literatura popular DISTINTA. Yo venía de fábrica con habilidades literarias, y me propuse entonces “voy a escribir como este hombre…” Un día, Héctor me llamó “colega”.

 



-En base a lo que venimos hablando ¿Crees que la dupla Oesterheld-Breccia, fue una retroalimentación que hizo que sacaran en los trabajos en conjunto, lo mejor de ellos?

No sólo Breccia, TODOS se retroalimentaron. Para todos los dibujantes era UN PLACER contar esas historias. Y, claro, la influencia y el deseo de mantener ese feeling se trasladó a las otras editoriales.




 

-En una vieja entrevista, usted menciona que El Eternauta  de GENTE tiene el problema de que se hizo sobre algo ya hecho como es la versión original que dibujó Solano.  Destacando que Oesterheld la hizo mucho más política y que en esa historieta, había demasiadas cosas que no se decían porque se referían a la otra versión, y demasiadas cosas que no se dibujaban porque -concientemente o no- el dibujante suponía que el lector las conocía.

¿Cuándo la vuelve a leer sigue pensando lo mismo que en aquella ocasión?

Sí, sin ninguna duda. Tampoco ayudaba el cambio de un estilo “llano” (a nivel del suelo, me cito) y el innovador y artístico de Alberto. Bueno, y la editorial, claro. Yo trabajé allí, al mismo tiempo que HGO, y conozco el paño.

 -¿Nunca se dio la posibilidad de escribir un argumento y que lo dibuje Alberto Breccia? Si se daba la oportunidad ¿Qué piensa que hubiera surgido de su narrativa?

No, yo no era un “guionista estrella” al que le adjudicaran los mejores dibujantes. De casualidad, me tocó uno de los primeros trabajos de Horacio Altuna (y luego nuestro personaje Kabul), el primer trabajo de Sergio Ibáñez (rápidamente apartado con rumbo a la “estrella” Robin Wood, los primeros trabajos de Mandrafina (en otra editorial). Tampoco contribuían mis “especializaciones”: gauchesca, adaptaciones.



-Venimos hablando de Breccia y Oesterheld y de algún modo hablamos de una parte de la historieta argentina .Usted que desde la década del 60 es parte de la misma ¿Cómo está la historieta actual?

La historieta actual es OTRA. Hace poco, en la Biblioteca Ansible, hicieron un homenaje a los que llamé “artistas del siglo XX”. El golpe de finde siglo acabó de un tajo (motosierra Avant-garde) con la Historieta Nacional, en la que éramos HITO en el planeta. Por diez años no se habló del tema. Diez años que introdujeron nuevos métodos de lectura, de información, de propagación, de políticas variadas, con más tiempos malos que buenos. Antonio Presa (jefe de arte de Columba) decía -en el siglo pasado- que en cada pueblo de la Argentina había una banda de rock y un historietista. En consecuencia: ahora hay MUCHOS MÁS historietistas que en el siglo XX. Que hacen lo que pueden. Publican en la mil variadas formas que existen, o no publican. Los Maestros y los emergentes de esos nuevos trabajan para Europa, donde el estilo argentino sigue existiendo, o hacen cosas marginales para libros. La historieta popular, de la calle, se acabó. Ojo, no quiere decir que está muerta. Tal vez andaba de parranda…

 


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