Por Pabla Ochoa
La historieta
“Vida del Che” escrita por Héctor Germán Oesterheld y dibujada
por Enrique y Alberto Breccia, constituye un documento histórico de
alta relevancia por el lenguaje gráfico utilizado en la biografía de Ernesto
“Che” Guevara que nos da cuenta de la niñez y adolescencia de un
revolucionario que remite a una lucha, a un combate.
La biografía ilustrada fue gestada a finales de 1967, se llamaba simplemente, Colección Biografías de la editorial de Jorge Álvarez y tenía como objetivo que se publicara la vida de un personaje de la historia americana que por su importancia haya contribuido a la configuración de nuestro continente. Teniendo en cuenta que el Che había sido asesinado en octubre de 1967; y que la Vida del Che apareció publicada en enero de 1968, es fácil entender que la gestación y realización de la historieta se produjo en tiempo record en tiempos donde el acceso a la información no acortaban distancias geográficas, sino todo lo contrario y ahí se centra la importancia histórica de esta enunciación gráfica.
¿POR QUÉ EL CHE?
El dibujante, Alberto
Breccia, explicó en muchas entrevistas que brindó el elemento primordial que lo
impulsó a trabajar en esta propuesta del hombre a cargo de la editorial y
representante del sello discográfico “Mandioca”, primer espacio de
expresión genuino para los músicos de rock argentino: “Esa fue una proposición
de la editorial Jorge Álvarez, era una época de mucha miseria, entonces
hice la vida del Che. Diagramé el libro y lo ilustré desde el nacimiento
del Che, hasta que llega a Bolivia. A partir de ese punto lo sigue Enrique
en una labor excepcional”.
Esta historieta fue el
primer trabajo de Enrique “Churrique” Breccia, donde su retórica en esta
obra difiere en gran medida a la de su padre. Enrique explicó los
motivos que llevaron a realizar dos guiones para contar la vida del
revolucionario: “Los guiones por separados de Oesterheld fue
resultado de una decisión deliberada, porque la visión que teníamos del mismo
personaje mi padre y yo era completamente diferente. Mi padre era un admirador
ferviente del Che Guevara y yo, por mi militancia política de
entonces, tenía una diferente. De todas maneras me atraía el personaje. Así que
cada uno dibujó la historieta en su casa e hicimos el pacto de no vernos
durante el mes y medio que duró el proceso creativo”.
Respecto al elemento
ideológico que generó un trabajo a distancia por parte de los Breccia, Héctor
Germán Oesterheld, se posicionó más cerca del dibujante con el que realizó Mort
Cinder en referencia a la figura de Guevara: “Con el Che asumí
un compromiso deliberado, porque en aquella época de Onganía, me
acuerdo que Jorge Álvarez, el editor, me dio la alternativa de no
firmar la obra. Y le dije que una historia con un personaje como el Che no
merece que se haga así a escondidas. Todavía le insistí “no solo quiero
firmarlo sino que quiero mi nombre en la tapa. Después él puso el nombre en
tremendo”.
En otro tramo de esa
nota, el guionista destaca la obra escrita de Ernesto Guevara: “Si
me hubieran preguntado cuál es el mejor escritor argentino, para mí es el Che.
Uno de los intelectuales que más defiendo. Es el tipo más leído en Argentina y
el autor más tradicional. El más comentado y el más estudiado (...) El
diario del Che en Bolivia es una pieza única. Todavía estamos
reeditándola. ¿Por qué será? Porque tiene ese valor de nota periodística y
también de cosa vivida”.
El resultado final es una obra revolucionaria a cargo de Alberto que volcó el oficio y la experiencia para expresar un dibujo que se ajuste al realismo, y su hijo que navegó en los ríos de experimentación, creando secuencias de acción explosivas acorde al magnifico argumento de Héctor.
LA
HISTORIETA COMO LENGUAJE TRANSFORMADOR
El lenguaje enunciativo
utilizado por los autores de esta historieta deja de ser inocente para
incorporar elementos como la coyuntura política y romper la manipulación
mediática de ese momento sobre la figura del revolucionario.
Las palabras
escritas en el prólogo por Eliseo Verón, apuntalan esa idea y
reformulan el concepto de la palabra historieta: “En los últimos años,
afortunadamente la idea elitista de que la historieta es un lenguaje bastardo,
una literatura inferior, está en camino de ser destruida. Cada vez resulta más
claro que la historieta contiene una dimensión estética absolutamente original,
y que constituye además uno de los lenguajes más poderosos e importantes
nacidos en la sociedad industrial (...) Al encontrar los signos de la
historieta, la imagen del Che se incorpora al lenguaje que más
ha contribuido a poblar el panteón de las figuras mitológicas de la sociedad de
masas. Pero no hay que olvidar que la noción de mito no tiene, en la moderna
ciencia de la comunicación, un sentido más despectivo. Es, simplemente,
sinónimo de ideología. Y la ideología, lejos de haber desaparecido como
han pretendido algunos, no es otra cosa que el sistema de significaciones que
nutre los procesos de acción y orienta, en el mundo de hoy los movimientos
sociales”.
SIN
MORDAZAS
La historieta del Che fue
censurada por la dictadura de Onganía, quien quemó los originales. Oesterheld,
puntualizó en este aspecto en la última entrevista brindada a Carlos
Trillo yGuillermo Saccomanno en 1975: “Al poco
tiempo de ser publicada fue allanada la editorial que la publicó, la editorial
Jorge Álvarez. No fue por el Che específicamente. Jorge Álvarez editaba
demasiados títulos de izquierda y entonces fueron secuestrados un montón de
cosas”.
Luego, la
nefasta Junta Militar de 1976 prohibió la historieta del Che y un
año después secuestró y torturó a uno de sus autores,Héctor German
Oesterheld, por su militancia en Montoneros.
Pese a los intentos de
los monstruos del orden de silenciar esa obra, la revista resistió la tormenta
más oscura que vivió nuestro país. La decisión de la compañera de vida de Alberto
Breccia, Irma Dariozzi, de enterrar en el jardín de su hogar un
ejemplar hace que hoy podamos leer esa obra en el presente: “Vino a nuestra
casa personal del SIDE y se llevaron todo el material del Che y lo
incendiaron, así alegremente. No le hicieron nada a Alberto, pero siempre
estuvimos con el ojo puesto encima. Yo tenía dos ejemplares de Vida
del Che, en esos momentos Alberto comenzó a quemar libros y me
negué rotundamente que hiciera lo mismo con esa historieta y el libro de
Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina. Por eso envolví
esas revistas enrolladas en un papel metálico y en un tubo de plástico de los
que usan para las hojas de dibujo y los enterré en el jardín. Permanecieron
años en ese lugar hasta que todo se tranquilizó y las desterramos. Gracias a
esa decisión en España pudieron hacer un retoque en los blancos y la Editorial
Ikusager lo público y ahí nació otra vez el Che Guevara”.
La “Vida
del Che” invita al lector a criticar una u otra formulación de los
autores, o estar en desacuerdo con uno u otro planteamiento, pero son libros
como éste los que sirven como primer acercamiento a conocer la vida del hombre,
el guerrillero, el combatiente, el pensador, el que renovó el marxismo, el
antidogmático, el ético, el constructor, el humanista, aquel que se despojó de
los cargos para cargar nuevamente las armas buscando la libertad colectiva de
los desposeídos de América Latina, el hombre nuevo, el hombre vivo, el Che.
Publicado
originalmente en Desalambrar 10/11/2014
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