jueves, 14 de diciembre de 2017

La revolución en viñetas


Por Pabla Ochoa 

 La historieta “Vida del Che” escrita por Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Enrique y Alberto Breccia, constituye un documento histórico de alta relevancia por el lenguaje gráfico utilizado en la biografía de Ernesto “Che” Guevara que nos da cuenta de la niñez y adolescencia de un revolucionario que remite a una lucha, a un combate. 

La biografía ilustrada fue gestada a finales de 1967, se llamaba simplemente, Colección Biografías de la editorial de Jorge Álvarez y tenía como objetivo que se publicara la vida de un personaje de la historia americana que por su importancia haya contribuido a la configuración de nuestro continente. Teniendo en cuenta que el Che había sido asesinado en octubre de 1967; y que la Vida del Che apareció publicada en enero de 1968, es fácil entender que la gestación y realización de la historieta se produjo en tiempo record en tiempos donde el acceso a la información no acortaban distancias geográficas, sino todo lo contrario y ahí se centra la importancia histórica de esta enunciación gráfica.


¿POR QUÉ EL CHE?

El dibujante, Alberto Breccia, explicó en muchas entrevistas que brindó el elemento primordial que lo impulsó a trabajar en esta propuesta del hombre a cargo de la editorial y representante del sello discográfico “Mandioca”, primer espacio de expresión genuino para los músicos de rock argentino: “Esa fue una proposición de la editorial Jorge Álvarez, era una época de mucha miseria, entonces hice la vida del Che. Diagramé el libro y lo ilustré desde el nacimiento del Che, hasta que llega a Bolivia. A partir de ese punto lo sigue Enrique en una labor excepcional”.

Esta historieta fue el primer trabajo de Enrique “Churrique” Breccia, donde su retórica en esta obra difiere en gran medida a la de su padre. Enrique explicó los motivos que llevaron a realizar dos guiones para contar la vida del revolucionario: “Los guiones por separados de Oesterheld fue resultado de una decisión deliberada, porque la visión que teníamos del mismo personaje mi padre y yo era completamente diferente. Mi padre era un admirador ferviente del Che Guevara y yo, por mi militancia política de entonces, tenía una diferente. De todas maneras me atraía el personaje. Así que cada uno dibujó la historieta en su casa e hicimos el pacto de no vernos durante el mes y medio que duró el proceso creativo”.



Respecto al elemento ideológico que generó un trabajo a distancia por parte de los BrecciaHéctor Germán Oesterheld, se posicionó más cerca del dibujante con el que realizó Mort Cinder en referencia a la figura de Guevara: “Con el Che asumí un compromiso deliberado, porque en aquella época de Onganía, me acuerdo que Jorge Álvarez, el editor, me dio la alternativa de no firmar la obra. Y le dije que una historia con un personaje como el Che no merece que se haga así a escondidas. Todavía le insistí “no solo quiero firmarlo sino que quiero mi nombre en la tapa. Después él puso el nombre en tremendo”.
En otro tramo de esa nota, el guionista destaca la obra escrita de Ernesto Guevara: “Si me hubieran preguntado cuál es el mejor escritor argentino, para mí es el Che. Uno de los intelectuales que más defiendo. Es el tipo más leído en Argentina y el autor más tradicional. El más comentado y el más estudiado (...) El diario del Che en Bolivia es una pieza única. Todavía estamos reeditándola. ¿Por qué será? Porque tiene ese valor de nota periodística y también de cosa vivida”.

El resultado final es una obra revolucionaria a cargo de Alberto que volcó el oficio y la experiencia para expresar un dibujo que se ajuste al realismo, y su hijo que navegó en los ríos de experimentación, creando secuencias de acción explosivas acorde al magnifico argumento de Héctor.

LA HISTORIETA COMO LENGUAJE TRANSFORMADOR

El lenguaje enunciativo utilizado por los autores de esta historieta deja de ser inocente para incorporar elementos como la coyuntura política y romper la manipulación mediática de ese momento sobre la figura del revolucionario. 

Las palabras escritas en el prólogo por Eliseo Verón, apuntalan esa idea y reformulan el concepto de la palabra historieta: “En los últimos años, afortunadamente la idea elitista de que la historieta es un lenguaje bastardo, una literatura inferior, está en camino de ser destruida. Cada vez resulta más claro que la historieta contiene una dimensión estética absolutamente original, y que constituye además uno de los lenguajes más poderosos e importantes nacidos en la sociedad industrial (...) Al encontrar los signos de la historieta, la imagen del Che se incorpora al lenguaje que más ha contribuido a poblar el panteón de las figuras mitológicas de la sociedad de masas. Pero no hay que olvidar que la noción de mito no tiene, en la moderna ciencia de la comunicación, un sentido más despectivo. Es, simplemente, sinónimo de ideología. Y la ideología, lejos de haber desaparecido como han pretendido algunos, no es otra cosa que el sistema de significaciones que nutre los procesos de acción y orienta, en el mundo de hoy los movimientos sociales”.




SIN MORDAZAS

La historieta del Che fue censurada por la dictadura de Onganía, quien quemó los originales. Oesterheld, puntualizó en este aspecto en la última entrevista brindada a Carlos Trillo yGuillermo Saccomanno en 1975: “Al poco tiempo de ser publicada fue allanada la editorial que la publicó, la editorial Jorge Álvarez. No fue por el Che específicamente. Jorge Álvarez editaba demasiados títulos de izquierda y entonces fueron secuestrados un montón de cosas”.



Luego, la nefasta Junta Militar de 1976 prohibió la historieta del Che y un año después secuestró y torturó a uno de sus autores,Héctor German Oesterheld, por su militancia en Montoneros.

 Pese a los intentos de los monstruos del orden de silenciar esa obra, la revista resistió la tormenta más oscura que vivió nuestro país. La decisión de la compañera de vida de Alberto Breccia, Irma Dariozzi, de enterrar en el jardín de su hogar un ejemplar hace que hoy podamos leer esa obra en el presente: “Vino a nuestra casa personal del SIDE y se llevaron todo el material del Che y lo incendiaron, así alegremente. No le hicieron nada a Alberto, pero siempre estuvimos con el ojo puesto encima. Yo tenía dos ejemplares de Vida del Che, en esos momentos Alberto comenzó a quemar libros y me negué rotundamente que hiciera lo mismo con esa historieta y el libro de Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina. Por eso envolví esas revistas enrolladas en un papel metálico y en un tubo de plástico de los que usan para las hojas de dibujo y los enterré en el jardín. Permanecieron años en ese lugar hasta que todo se tranquilizó y las desterramos. Gracias a esa decisión en España pudieron hacer un retoque en los blancos y la Editorial Ikusager lo público y ahí nació otra vez el Che Guevara”.



La “Vida del Che” invita al lector a criticar una u otra formulación de los autores, o estar en desacuerdo con uno u otro planteamiento, pero son libros como éste los que sirven como primer acercamiento a conocer la vida del hombre, el guerrillero, el combatiente, el pensador, el que renovó el marxismo, el antidogmático, el ético, el constructor, el humanista, aquel que se despojó de los cargos para cargar nuevamente las armas buscando la libertad colectiva de los desposeídos de América Latina, el hombre nuevo, el hombre vivo, el Che.




 Publicado originalmente en Desalambrar 10/11/2014


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