jueves, 28 de diciembre de 2023

Un tal Lito en la Escuela Panamericana de Arte

 

Al abrir la puerta de una de las aulas de la Escuela Panamericana de Arte, el pibe quiso retroceder, pero ya era tarde. Enfrente, un hombre lo miró y se quedó observándolo con cara de pocos amigos.

 

-¿Qué querés!- dijo, sin mover un solo músculo de la cara, sin pestañear.

 

Lito, miró a los alumnos e intento responder con voz temblorosa: "Estoy buscando...", pero el viejo no lo dejó terminar.

 

-¡Bueno ,pasa!

 

Ingresó a la habitación lentamente y se sentó en una de las mesas. Conocia a varios de esos estudiantes porque habían hecho juntos  clases con Ángel Borisoff de anatomía con modelo vivo. no podía dejar de decirse a si mismo:"¿Qué hago acá, si yo quiero ser ilustrador publicitario?". Era una obviedad que ese hombre no era Enrique Vieytes, pero nuevamente Tito lo interrumpió . Miró a la cara a todos y dijo con entereza:

 

-No soy un maestro, soy un piloto que mantiene los barquitos en ruta, nada más trato de sacar la fuerza que cada alumno tiene dentro.

 

El pibe con sus 16 otoños en la piel, quedó inmóvil,  lleno de silenciosa sorpresa y con la única certeza; "quedarse en esa clase y aprender de ese hombre". Cada palabra lo empujaba a explorar las infinitas posibilidades de la historieta. Asi, sin aviso previo, se convirtió en alumno de Breccia  junto a Alberto Caruso, José Muñoz, Rubén Sosa, Di Benedetto, Flores y otros jóvenes.

 

 


 Un día, Tito dio ilustración y pidió un paisaje. El pibe hizo un dibujo de un cerro verde con árboles de manzana y flores rojas.

 

-Alberto, terminé-le dijo y le llevó el paisaje a su escritorio.

 

 Luego de mirarlo por dos minutos, el viejo fue lapidario:

 

-¡Esto es una ensalada de lechuga y tomate!- señaló en el dibujo los errores y le pidió que lo vuelva a hacer- ¡Por favor Lito, hace las cosas como son!

 

Con dolor y vergüenza, volvió a su mesa y en base a los aportes criticos, rehizo el paisaje. Esta vez, Tito, aprobó el trabajo.Pero el pibe, supo que gracias a esa honestidad brutal en sus devoluciones, él se estaba formando en un laburante de los cuadritos.

 

Con el tiempo, se convertiría en colega de su maestro. Ambos mantuvieron un respeto por el trabajo de cada uno. Tanto que fue el mismo Tito, que rescató su nombre y apellido para ponerlo a la altura de los grandes historietistas mundiales:"¿Quiénes son los creadores? ¿Frank Miller? Es mucho más creador Lito Fernández, quién Frank Miller le saca bastante".

 

Es el mismo Lito, quién rescata en la actualidad lo heredado por su troesma:"Él me enseñó que la historieta no es un pasatiempo para el dibujante. Nos decía :"Ustedes se van a tener que romper el alma como los esclavos en la época de Roma, que los tiraban a los leones. Asi es la historieta;luchando contra los los leones. El público son los los leones que no te van a perdonar una". Esto que me dijo literalmente, nunca se me borró de la mente y trate de hacerlo de la mejor manera en mí oficio".

 

Es esta frase final de Ángel Alberto Fernández, la que sirve  como síntesis de  esos años de Tito en la Escuela Panamericana de Arte.  Donde no enseñó a dibujar sino que enseñó los conceptos. Usando   todas las estrategias pedagógicas a su alcance que fueran el  instrumento;" para poder canalizar lo que cada uno tenía adentro".

 

Y vaya que cumplió ese objetivo y le dio al mundo historietistico , dibujantes de talla internacional y tipos muy valiosos que se reconocen con orgullo como  " un laburante de la historieta" . Obviamente, el mismo resultado final del mismo Breccia.

 


 

 

 

 

 

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