miércoles, 14 de febrero de 2018

Un hombre de carácter


Por PaVla Ochoa


No puede parar de caminar mientras elige las palabras adecuadas y se las transmite en voz alta al encargado de transcribir su pequeña autobiografía para el libro de la Escuela Panamericana de Arte: “Desde joven, Breccia luchó por lo que quería y no le temió al trabajo, fuerte. Terminó la escuela primaria y tuvo que trabajar de obrero y de corredor de fiambres. Aprendió varios oficios, pero la fiebre de dibujar se le subió a la cabeza y le estremecía los nervios como si fuera licor”.

Hace una pausa y contiene la risa. Busca en la memoria, elementos que le permitan seguir tejiendo su historia profesional y los encuentra; “Recién a los 20 años consigue su primer trabajo artístico. Tiene 22 años y zarpa en un barco carguero rumbo al Brasil, el olor nauseabundo de la carga, la borda resbalosa, los marinos beodos, tienen carácter”.



En esa frase final, se da cuenta que tiene el corazón de carta presentación y su voz retumba en la pequeña habitación del edificio ubicado en la calle Paraná en el pulmón de la ciudad de Buenos Aires;“Para Breccia, el carácter es lo más importante”. Se juega en esa construcción simbólica un alto porcentaje de mala fama en sus potenciales alumnos, pero no retrocede: “En Brasil vive en una pensión de negros. Lo sucio, lo pintoresco, tiene carácter. El carácter es lo principal para Breccia”.


Recuerda las dificultades de esa aventura familiar en San Pablo, donde acompañó a su padre Alberto, quien hablaba portugués, y quien había partido del barrio Mataderos en búsqueda de un porvenir, lo único que lograron fue un alquiler en una pensión gracias a sus dibujos de historietas que seguía produciendo para Láinez y los cuales mandaba por correo e incluso tuvo que volver a trabajar de tripero en sus tiempos de ocio. Ya no sonríe, sino que una melancolía gris se apropia de su rostro: “Pinta lo característico y también realidad de Brasil. Al cabo de dos años vuelve. Buenos Aires ya lo necesita y comienza a colaborar en las principales revistas, haciendo historietas”.

En solo un instante, vuelve a la miseria, al dolor y a la manera clandestina de su vuelta al país, pero también el cambio de rumbo que significó pasar a ser parte del staff estable de la editorial de Dante Quinterno: “Hasta que en 1947, Vito Nervio, magnifica historieta con carácter, lo convierten en el historietista más famoso de la actualidad. Crea tipos de carácter, coloca una iluminación fuerte, realiza figuras y modela una técnica que personaliza y evoluciona la historieta argentina”.

De esa manera terminó su carta presentación. Saludo al pibe que tecleó letra por letra su pensamiento en esa vieja máquina de escribir y salió de la Escuela Panamericana de Arte rumbo a su casa de Haedo. Sabía que lo esperaban las páginas correspondientes a esa semana del detective porteño que debía terminar, pero también, Enrique, Cristina y Patricia, sus tres hijos. El hombre de carácter, el dibujante, el padre, dejó caer una sonrisa que se perdió en el sol, mientras diseñaba en el aire un juego para compartir con su familia, su verdadero tesoro.


No hay comentarios: