En el 2013, Patricia Breccia, accedió a una entrevista realizada por mail para hablar sobre su padre; Alberto Breccia.
A continuación compartimos las preguntas y respuestas breccianas.
Ilustraciòn de Patricia Breccia publicado originalmente en http://salvajeando.blogspot.com.ar/2014/11/alberto-breccia-mi-padre.html
ENTREVISTA A PATRICIA BRECCIA
-En el articulo de Laura Vázquez publicado en la revista Fierro número 72 del mes
de octubre de 2011 (luego editado en su libro “Fuera de cuadro”) la periodista
señala: “ Más de una vez pensé en sus hijos dibujantes que tuvieron padre
acaso dos veces”. Lo que me lleva a preguntar ¿Cómo era Alberto como papá? ¿Qué
recuerdos tiene de él y su mamá?
-Mi padre fue el mejor de los padres. El mas
amoroso, el que nos guiaba siempre. De mi madre recuerdo poco, ya que cuando yo
nací, ella ya estaba enferma. Pero si me acuerdo de las noches de invierno,
todos sentados al lado de una gran chimenea, mi viejo asando batatas en el
fuego, y mi vieja tejiéndonos a mi hermana y a mi, ropita de lana para las
muñecas. Casi una postal. La mejor de todas.
-¿Qué anécdotas contaba Alberto de su niñez y
juventud en Mataderos?
-Bueno, ha contado mucho a través de los años.
El tuvo una infancia y una adolescencia feliz, si bien tuvo que trabajar desde
muy chico, creo que sus mejores momentos los pasó en el mataderos de su
infancia…Siempre hablaba de cuando, con mi tía, se iban al fondo del enorme
patio de su casa (casi una selva trópica) para leer, entre plantas y animales,
la colección de los libros de Calleja….
-En los Mitos de Cthulhu tu papá le dedicó esa
obra a tu abuelo: “A mi padre a quien todo lo debo” ¿Qué mencionaba de tus abuelos? ¿Qué relación
tenía con ellos?
-Él se llevaba muy bien con sus padres. Los
quería mucho. Mi viejo fue un buen hijo. Cariñoso, y atento a las necesidades
de mis abuelos.
-¿Cómo fue tu niñez en tu casa de Haedo donde constantemente
había visitas de personas del ambiente artístico?
-La recuerdo como una infancia feliz, llena de
aventuras…Haedo era como una ficción, una historieta, o un cuento de Bradbury.Siempre
ocurrían cosas mágicas, entre ellas, las visitas de personajes maravillosos.
-Todo lo que rodeo Mort Cinder fue difícil
para Alberto, según él mismo declaró en la entrevista realizada por Antonio Martín, Carlos Giménez y Luis García
en mayo de 1973 para Bang ¿Percibían
la situación económica que atravesaba tu papá? ¿Cómo vivieron con tus hermanos ese
momento en que él dejo de dibujar?
-Claro que
la percibíamos. De hecho, la sufrimos todos. Hubo épocas en que no teníamos ni
para comer (literalmente) muchas veces yo iba al colegio si haber probado un
bocado…Por eso mi viejo se hartó de una profesión que no le daba ni para pagar
los remedios de mi madre. Estaba endeudado, y tenía que sostener tres hijos
chicos el solo. Largó todo y se asoció con otra gente para armar un instituto
de arte. I.D.A El mismo que sacó a
generaciones de dibujantes. Un referente de la cultura de esos años, junto con
el Di Tella.
-La
constante búsqueda de formas de expresar hizo que las editoriales argentinas no
editaran su trabajo, lo contrario a lo que sucedía en Europa ¿Cómo vivían esa
convicción ideológica de tu papá de no transar con la industria?
-Bueno, de manera natural. Nosotros, siendo
chicos, lo acompañábamos en sus decisiones, porque era lo que siempre habíamos escuchado,
mamado, fue la educación que nos dio. Una escala de valores inalterable. No
traicionarse jamás.
-¿Qué pensaste en su momento de la obra de La Vida del Che, trabajo en
conjunto con tu hermano? ¿Cómo viviste la censura de la dictadura de Ongania y
las amenazas de bomba?
-Bueno, yo era chica en la época de Onganía, y
cuando dibujaron el Che. Lo viví mal, tuvimos que irnos de mi casa, exiliarnos
por varios meses, y lo que recuerdo, fue verlos a mi viejo y mi hermano,
quemando libros y dibujos del Che, en el fondo del jardín de mi casa, para
borrar toda evidencia que nos pudiera poner en peligro. Fueron épocas
espantosas. (pero eso ya fue en la época del proceso) después de haber recibido
varias amenazas y antes de la visita de gente de los servicios de Inteligencia.
-Alberto declaró haber quemado los originales
de Vito Nervio en el jardín de tu casa de Haedo. En un intercambio por mail,
Carlos Nine me dijo al respecto: “Él era muy dramático, muy teatral, tiraba
esos datos impresionantes que vos decís “¡A la mierda!” Pero anda a saber si lo
hizo. Por ahí no lo hizo… ojala no lo haya hecho”. ¿Viviste ese momento? ¿Tu papá
te dijo algo al respecto? ¿En que época
paso lo de la quema?
-No, Carlos, creo que se confunde. Es lo que
cuento mas arriba. Tuvo que quemar esos libros, pero por un tema de seguridad.
Nunca quemo ‘ningún original. Al contario, mi viejo fue un gran defensor de los
originales, y siempre obligo a los editores a que se los devolvieran. Decía:
los originales es lo único que tiene el dibujante” Siempre tienen que volver a
el. Y eso fue los que nos enseñó. Nosotros siempre exigimos los originales a
los editores. Yo conservo absolutamente todo.
-Tu hermano Enrique en una nota publicada en
la revista Comiqueando número 43 de enero del 2000 ante la pregunta de que si
él deseaba querer ser dibujante como tu papá respondió; “No, porque yo no lo
veía dibujar a mi viejo, la primera vez que lo vi dibujar yo tenía 19 años. Él
tenía un estudio afuera, se iba a la mañana volvía de noche y yo no lo vi dibujar
nunca. Ni siquiera leía sus trabajos porque él no lo permitía que entraran
revistas de historietas en casa”
-Esto que dijo mi hermano, lamentablemente, no
es verdad. Mi viejo siempre tuvo el estudio en Haedo, en nuestra propia casa.
Por lo tanto, lo vio dibujar ami viejo
desde que nació, como nosotras. Lo de las historietas, también es una gran
mentira. Siempre había revistas de historietas en mi casa, estaba llena. Yo me crie
leyendo revistas de historietas...imagínate. Revistas nacionales y extranjeras.
Linus, Charlie, Patoruzito, Hora cero, etc. De todo y para elegir. En mi casa había
solamente una habitación, la
Hemeroteca dedicada a revistas que mi padre traía de Europa
cuando viajaba, las que le enviaba, y las nacionales. No puedo comprender porque
Enrique declaró esto, ya que está faltando a la verdad. Cualquiera que conocía
mi viejo y mi casa de Haedo, sabe que mi viejo trabajaba en su estudio, de la
mañana a la noche, y todos los dias de su vida, hasta que se murió. También
daba clases en su estudio. Supongo que mi hermano “vivió en otra casa en esa
época”, porque está contando una realidad que solo existió en su imaginación…
-¿Qué viviste vos en tu niñez a diferencia de tu hermano?
-Yo creo que los tres vivimos cosas
diferentes, diferentes edades, diferentes maneras de vivenciar la niñez….aunque
con el mismo padre. Yo fui ‘la más pegada a mi padre, y el a mi. Éramos muy
compinches. Yo adoraba estar con el, acompañarlo, mirarlo dibujar, cebarle
mate.
-Mencionaste a Christian Fellinger que muchas
veces a vos y a tu hermana Cristina Alberto las hacía posar como modelo para
dibujar. Incluso se dice que constantemente graficaba en caricaturas algunos
momentos que lo rodeaban. ¿Podes puntualizar algunas de las historietas en la
que posaron? ¿Recordas alguna caricatura particular que te haya tenido como
protagonista?
-Con mi hermana fuimos las niñas y mujeres de
El Eternauta, y yo, puntualmente, fui “Wilbur” (cthulhú) de las historietas que
hizo de Lovecraft, “El llamado de Cthulhu”. Pero cada vez que necesitaba un
modelo de nene o nena, nos ponía a nosotros. Y a medida que fuimos creciendo
fuimos utilizadas en diferentes ilustraciones o cuadritos de historieta.
-¿Cómo le afecto la muerte de su amigo Oscar
Conti (Oski)?
-Muy mal. Ellos eran muy amigos. Amiguísimos.
Oski, además de ser un creador genial, fue un gran tipo. Yo tuve la suerte que
el me eligiera para dibujar en sus últimos años. Oski venía todas las mañanas a
dibujar a mi departamento…tuve ese privilegio, y ese Honor.
-Alberto tenía en su trabajo una clara
concepción clasista, un proletario del lápiz
¿Intercambiabas ideas políticas con él?
-Mi viejo consideraba que la profesión de
dibujante, era un trabajo como cualquier otro. Fue el tipo menos “divo” que
conocí en mi vida. Nunca se consideró un “artista” y vaya si lo era; fue un
revolucionario del Arte. Un creador maravilloso. Considerado como uno de los más
grandes dibujantes del mundo. Y sin embargo, era un hombre tan humilde, tan
sencillo. Generoso, siempre, con los otros. Mi padre se consideraba un hombre
de izquierda. Pero no de las izquierdas conocidas, tenía una manera justa,
sabia y sensible de considerar la vida y la vida de los demás. No toleraba los
totalitarismos de unos ni de otros. Era un tipo amplio, democrático, siempre de
lado del que menos tenía, con una enorme empatía por todos y hacia todo.
Sí, hablábamos de política, claro. Yo milité
desde muy chica, y si bien el se angustiaba mucho, jamás me prohibió nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario