Al abrir la
puerta de una de las aulas de la Escuela Panamericana de Arte, el pibe quiso
retroceder, pero ya era tarde. Enfrente, un hombre lo miró y se quedó
observándolo con cara de pocos amigos.
-¿Qué
querés!- dijo, sin mover un solo músculo de la cara, sin pestañear.
Lito, miró
a los alumnos e intento responder con voz temblorosa: "Estoy
buscando...", pero el viejo no lo dejó terminar.
-¡Bueno
,pasa!
Ingresó a
la habitación lentamente y se sentó en una de las mesas. Conocia a varios de
esos estudiantes porque habían hecho juntos
clases con Ángel Borisoff de anatomía con modelo vivo. no podía dejar de
decirse a si mismo:"¿Qué hago acá, si yo quiero ser ilustrador
publicitario?". Era una obviedad que ese hombre no era Enrique Vieytes,
pero nuevamente Tito lo interrumpió . Miró a la cara a todos y dijo con
entereza:
-No soy un
maestro, soy un piloto que mantiene los barquitos en ruta, nada más trato de
sacar la fuerza que cada alumno tiene dentro.
El pibe con
sus 16 otoños en la piel, quedó inmóvil,
lleno de silenciosa sorpresa y con la única certeza; "quedarse en
esa clase y aprender de ese hombre". Cada palabra lo empujaba a explorar
las infinitas posibilidades de la historieta. Asi, sin aviso previo, se
convirtió en alumno de Breccia junto a
Alberto Caruso, José Muñoz, Rubén Sosa, Di Benedetto, Flores y otros jóvenes.
-Alberto,
terminé-le dijo y le llevó el paisaje a su escritorio.
Luego de mirarlo por dos minutos, el viejo fue
lapidario:
-¡Esto es
una ensalada de lechuga y tomate!- señaló en el dibujo los errores y le pidió
que lo vuelva a hacer- ¡Por favor Lito, hace las cosas como son!
Con dolor y
vergüenza, volvió a su mesa y en base a los aportes criticos, rehizo el
paisaje. Esta vez, Tito, aprobó el trabajo.Pero el pibe, supo que gracias a esa
honestidad brutal en sus devoluciones, él se estaba formando en un laburante de
los cuadritos.
Con el
tiempo, se convertiría en colega de su maestro. Ambos mantuvieron un respeto
por el trabajo de cada uno. Tanto que fue el mismo Tito, que rescató su nombre
y apellido para ponerlo a la altura de los grandes historietistas
mundiales:"¿Quiénes son los creadores? ¿Frank Miller? Es mucho más creador
Lito Fernández, quién Frank Miller le saca bastante".
Es el mismo
Lito, quién rescata en la actualidad lo heredado por su troesma:"Él me
enseñó que la historieta no es un pasatiempo para el dibujante. Nos decía
:"Ustedes se van a tener que romper el alma como los esclavos en la época
de Roma, que los tiraban a los leones. Asi es la historieta;luchando contra los
los leones. El público son los los leones que no te van a perdonar una".
Esto que me dijo literalmente, nunca se me borró de la mente y trate de hacerlo
de la mejor manera en mí oficio".
Es esta
frase final de Ángel Alberto Fernández, la que sirve como síntesis de esos años de Tito en la Escuela Panamericana
de Arte. Donde no enseñó a dibujar sino
que enseñó los conceptos. Usando todas
las estrategias pedagógicas a su alcance que fueran el instrumento;" para poder canalizar lo
que cada uno tenía adentro".
Y vaya que
cumplió ese objetivo y le dio al mundo historietistico , dibujantes de talla
internacional y tipos muy valiosos que se reconocen con orgullo como " un laburante de la historieta" . Obviamente,
el mismo resultado final del mismo Breccia.
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