domingo, 15 de abril de 2018

“Él es un antes y un después en la historieta mundial”




Por Pavla Ochoa-

El 15 de abril, Alberto Breccia, dibujante revolucionario  que influye aún en estos tiempos modernos en la historieta mundial, cumplió 99 años.


Sonia Olmo, directora de la revista “A Tiza y Carbón e  hija de Irma Dariozzi de Breccia, segunda esposa del historietista, recordó parte de su historia compartida con ese hombre que le aporto su arte a un género aún marginal como es la historieta.





Sonia Olmo, respira y sonríe , cuando se le pregunta sobre Alberto Breccia; “Lo conocí de muy chica en el Instituto de Directores de Arte (IDA), porque mi mamá, estudiaba dibujo y él era su profesor de ilustración. Yo tenía 12 años y me impacto cuando lo vi, era una persona deslumbrante por su forma de ser, mi vieja le tenía al principio miedo y a la vez un gran respeto porque era mal humorado…


¿Lo era realmente?

Lo que pasa es que él no era una persona careta, era muy frontal, no andaba con medias tintas.




Entendiendo que usted prácticamente se crió con Breccia ¿Cuándo dimensionó que era un artista reconocido mundialmente?

Nunca me lo puse a pensar, me sorprendió su pregunta. De grande tomé dimensión de quien era, porque siempre para mí fue primero el profesor de mi mamá, luego el novio y después el marido, pero siempre para mí era una persona especial. Cuando entré a su casa de Haedo fue entrar a otro mundo mágico, libros y pinturas en las paredes, era una especie de  “Disneylandia”, ahí leí una colección completa de libros de terror que él tenía. Pero cuando me di cuenta de lo que significaba Alberto Breccia fue de grande cuando él ganó el Premio Yellow Kid para dibujantes, siendo reconocido internacionalmente y ahí comencé a ver que era para los demás.


Es que ahí muchos lo dimensionaron.

Claro, imagínate que yo lo vi dibujar El Eternauta, para mí todo era mágico y después de golpe empecé a ver quién era la persona con la que me sentaba a tomar mate. Siempre fue extraordinario ser, yo me sentaba horas al lado de él mirándolo dibujar, cebándole mate.




¿Era una persona que tenía disciplina para su tarea de historietista?

Era su trabajo. No conocí a nadie tan metódico y riguroso como él. Se levantaba temprano, le daba de comer  los gatos, después desayunaba, se preparaba el mate y se lo llevaba al estudio y ahí hasta el mediodía estaba hasta que bajaba a comer algo o a veces recién a la noche cenaba. Trabajaba rigurosamente porque dibujar era su trabajo. No soportaba a la gente que ninguneaba el dibujo como oficio, los detestaba. En todos los aspectos de la vida era meticuloso y organizado.


¿Qué piensa que le brindó Breccia a la historieta?

¿A parte de la vida? La sangre, su vida le brindo. Él es un antes y un después en la historieta mundial. Abrió caminos a que todo es posible. Mostró que la historieta es un arte, eso hizo Alberto. Fue una apertura de  caminos a que todo es posible en el género de la historieta.


¿A usted que le dejó como aprendizaje?

A mí me marcó caminos en la vida. Yo me crie con él, para mí fue mi viejo. Mi mamá se separó de mi papá cuando yo era muy chica y realmente Alberto fue mi viejo, me marcó sobre todo la honestidad de decir lo que se piensa y obrar en consecuencia. Era una de las pocas personas que conocí así, es decir “hacer lo que uno piensa”, ese es el camino que me dejo. Buscar siempre en la vida soluciones, posibilidades nuevas, no quedarse, salir adelante. Hay una frase que decía Masetti ; “Voy hacia lo que no empezó, ahí me estoy esperando” ; eso lo describe a Breccia y lo que me dejó es buscar nuevos caminos.


¿La revista A Tiza y Carbón es parte de esos caminos?

Sì, ese es el homenaje, mostrar que la historieta es presente. Lo homenajeamos siempre, en la revista, en los talleres en la librería Lipi Bropos, generando espacios de libertad y creación para los pibes. Es nuestra obligación, apostar a la historieta como lenguaje para contar historias y crear espacios de libertad.


¿Cuál es la obra que destaca de Breccia?

A mí me gusta Mort Cinder, me partió la cabeza. El Eternauta, que sin desmerecer el trabajo de Solano Lopez, es la versión de Alberto la que más me gusta y claro la adaptación de “El corazón Delator” de Edgar Allan Poe, que es una obra maestra.




¿Hablaba en las reuniones familiares de su barrio Mataderos?

Sí, era su historia. Yo conocí a varios amigos de él, por ejemplo Rafael Pugliese, era como su hermano, era una gran persona, militante del Partido Comunista, lo amaba. Recuerdo que cuando falleció Rafael, Alberto estaba en Europa y cuando vino  a fin de año,  nadie se animaba a decirle que había fallecido y se enojó con todos porque no le habían avisado. Alberto era un hombre de una gran ternura, hay que desmitificar que tenía mal carácter, era todo lo contrario.  Cuando falleció (NdR; Breccia falleció el 10 de noviembre de 1993, el día del dibujante), él tenía 8 gatos que se fueron muriendo todos, se fueron uno por semana, quedó uno solo, entendemos que fue por tristeza porque él los amaba.




¿Cómo lo recuerda?

Lo quise mucho y lo quiero mucho, era un gran tipo. Para mí es” Pipiolo”, el que amaba a los gatos, el que escuchaba tango, el que limpiaba el jardín todos los días, el que revoleaba las botellas al mar, era hermoso y tierno Pipiolo. Él de las largas caminatas por Mar de Azul, él de las interminables y hermosas horas tomando mate y viéndolo dibujar. Con él hacíamos gimnasia en el galpón, él me enamoro haciéndome dibujos de chica y me conquisto para siempre.


miércoles, 11 de abril de 2018

Diccionario Brecciano



Por  Pavla Ochoa


Breccia traspasó en su carrera un profundo viaje de constante búsqueda, la de su propia identidad en la historieta, creando inesperados universos. En las múltiples entrevistas realizadas al maestro, se pueden encontrar definiciones, anécdotas, y posturas de vida de un hombre que retrato las heridas del ser humano.


EL DICCIONARIO DE ALBERTO BRECCIA








Adaptación: “Un día, cuando fui a entregar un trabajo, el gerente ( NdR; Se refiere a la época en que el dibujante trabajaba para la Editorial Manuel Láinez) me dijo que fuera hasta una librería de San Telmo y me comprara un libro “Rocambole”. Quería que lo adaptara. Incluso medio plata, porque el libro valía 40 pesos. Lo compré y empecé a leerlo Pero como la cosa era urgente iba dibujando a medida que leía y como en un momento había demasiados personajes, resolví matar algunos. Claro que como eran personajes importantes en los capítulos siguientes se armo una galleta tal que la gente no entendía nada y hubo que levantar la serie. Esto salía en Tit-Bits, revista de la que después me dieron la tapa”.



Buenos Aires: “Mantengo con ella una relación de amor y odio, como en todas las relaciones dignas de ese nombre. Es la ciudad donde me eduqué, donde me hice adolescente, luego hombre. En Buenos Aires conocí a las mujeres que he amado. Toda mi historia está allí. Y de Buenos Ares amo sobretodo los suburbios, Mataderos, los barrios”.


 
Credencial: “¿Cómo va a tener un tipo un diploma de dibujante? Para ser dibujante hay que saber dibujar, y para mostrar lo que uno sabe lo mejor es una buena carpeta, y no un diploma”.


 
Dios: “Lo religioso no me toca para nada. Es algo que para mí no existe”.


 
Estilo: “Durante años he hecho esfuerzos terribles para formar “mi” estilo y finalmente me di cuenta que el estilo es simplemente una etiqueta que no sirve para nada. Tener un estilo “personal”, esa especie de sello de garantía, es simplemente detenerse en el punto en el que se alcanza el éxito. Luego de la cima está el descenso; no se puede estar siempre en la cima, porque la vista se debilita, la fatiga comienza a hacerse sentir, uno se aburre haciendo siempre las mismas cosas. La mayoría de los dibujantes se detienen en el momento en que han alcanzado el éxito, se instalan confortablemente y no tienen más deseos de moverse. Hay que saber arriesgar todos los días su propio éxito”.


 
Fealdad: “Quizás fui elegido para dibujar la fealdad, o quizás veo la belleza a través de la fealdad. Por ejemplo debo hacer grandes esfuerzos para dibujar una mujer linda. No puedo dibujar mujeres bellas, casi siempre obtengo mujeres feas. Si debo dibujar gente, inevitablemente los dibujo feos. Paso el tiempo haciendo croquis en los café, tengo miles. Me siento en un café y comienzo a bosquejar a la gente que me rodea: le puedo asegurar que los que veo no son bellos. Quizás tengan toda una cierta belleza interior pero exteriormente... no hay demasiada gente que sea bella”.


 
Guionista: “Ese rol nace exactamente en Patoruzito, con Quinterno. Es el primero en tomar gente del staff de Patoruzú cuando decide fundar Patoruzito: Issel Ferrazzano, Mariano de la Torre , que firmaba Dante de Palo. A ellos les encarga los argumentos y se los da a los dibujantes, así nació el argumentista profesional (...) Lo que pasa es que entonces los argumentistas no eran buenos. Porque era gente que estaba escribiendo humorismo y de pronto el editor los pone a escribir aventuras (...) Lo hacían nada más que para ganarse la vida. Wadel era el único que creía en lo que hacía”.


 
Historieta: “Nunca me gustó la historieta, no me gusta y no creo que llegue a gustarme algún día. Me gusta mucho el dibujo: me ayuda a descargarme, sana mis enfermedades. También me gusta el dibujo aplicado a las historietas pero no me gusta el género. No las leo jamás, me limito solamente a mirar los dibujos”.


 
Ideología: “A mí me han ofrecido cualquier cantidad de dinero por dibujar historietas eróticas y no he aceptado, no porque sea un puritano, sino porque no me parece bien, no me interesa dibujar solo por dinero”


 
Julepe: “El miedo, el horror, son sentimientos, sensaciones, que nos acompañan toda la vida. Tenemos miedo de la enfermedad, de la muerte, de un asalto, de un accidente de tránsito, de un golpe de estado militar... Hablo del contexto en el cual vivo. Tenemos miedo de la crisis económica, de la guerra: cohabitamos con el miedo. El miedo está mucho más presente en nosotros mismos que el amor”.


 
Kamikase: “Cuando dibujo no me propongo ganar dinero, sino hacer lo que quiero. Si luego me da dinero o sucede que  muchas historias mías no se publican, es un riesgo que yo corro. Desde que comienzo a trabajar asumo esa responsabilidad”.


 
Literatura: “Mi interés por la literatura data de la infancia. Cuando contaba con siete u ocho años, leía a Breat, Poe, mezclados con Salgari y Julio Verne: las lecturas clásicas de los adolescentes. La literatura, los libros, son para mi una verdadera pasión. Cuando leo un relato o una novela que me llega, que me impresiona, soy presa de un deseo irresistible de ilustrarlos, de dibujarlos”.


 


Llamarada: “Yo estaba paseando una noche con Hugo Pratt por Palermo que me dijo, en un coche;  “Vos sos una puta barata, porque estás haciendo mierda pudiendo hacer algo mejor”. Me dio mucha rabia, pero tenía razón. Entonces yo estaba edificando mi casa y necesitaba plata, acepté una propuesta de Oesterheld que me había hecho antes y me dio un personaje, “Sherlock Time”, que era un detective del tiempo venido del espacio, un personaje muy extraño, en cuya realización tuve mucho éxito”.


 
Mass media: “Los teóricos tienden a complicar la cosa con las historietas. En una punta hay un señor que trabaja para entretener al público. En la otra, hay un señor que quiere entretenerse. Lo bueno o lo malo que resulte del producto terminado depende del talento del que la hizo y también de las condiciones en que trabaja. Pero el público no es un ente pasivo. El público elige siempre lo que le gusta y en esa elección está su respuesta y está también su responsabilidad. Porque lo que elige, de una forma u otra, lo incorpora a la visión que tenga de la realidad. Sin proponérselo, en forma inconsciente, pero lo digiere según sus propios valores”.


 
Negro: “Si ser un autor “negro” quiere decir contar historias no muy alegres, entonces si lo soy (...) Creo que- en el fondo- ser un romántico y no un dibujante “negro”. Soy alguien que muestra las heridas, deseando ardientemente que no existan. Todo esto es puro romanticismo, ya que esas heridas van a continuar existiendo”.


 
Ñaupa: “Sucede que empecé a dibujar un viejo anticuario de muchos siglos (NdR; El compañero de Mort Cinder, Ezra Wilson) . Y me di cuenta que, sin querer, estaba dibujando mi propio rostro”.


 
Oesterheld, Héctor: “Era un hombre dotado de una enorme imaginación y una gran cultura: era geólogo de formación. Para él, en la vida, las cosas no eran tan simples, tan claras. No estaba simplemente el bien opuesto al mal; había matices, grises. Los hombres podían ser al mismo tiempo buenos y malos; hombres de carne y hueso. Él introdujo esa visión del hombre en las historietas en el momento en que el héroe estaba fuertemente estereotipado como un héroe positivo, sin debilidades –ni físicas-, sin defectos: ¡finalmente inhumanos!. Por ejemplo, un héroe típico podía luchar con diez adversarios... y vencerlos a todos; podía evitar todas las balas que le dirigían... ¡Podía recibir dos cuchilladas sin ninguna consecuencia! ¡El héroe clásico era así!
Con Oesterheld el héroe se humaniza: fuerte y débil, valiente y cobarde, bueno y malo al mismo tiempo”.


Proletario: “El dibujante se cree un intelectual y no sabe que es un trabajador. Yo admiro mucho más y respeto mucho más a un plomero que va a casa a cambiarme el grifo y me dice «mire usted esto vale 5.000 pesos y si no le gusta llame a otro». Y yo le digo, sí señor, cámbieme el grifo por favor. A un dibujante lo llaman de una editorial, lo hacen esperar cinco días, le pagan cuando quieren y lo basurean, y el dibujante se aguanta, porque está en el nivel del intelectual, el hombre que no discute precios. Pero el dibujante ha de ser un trabajador en el momento de los precios, después será artista”.


Quienquiera: “El editor es un señor  que edita historietas como podría fabricar chorizos. Es un señor que quiere ganar dinero.”


 Resistencia: La razón principal que me llevó a comenzar Perramus fue el deseo de testimoniar todo lo que pasó en Argentina en la época de la dictadura militar. Es mi deber hacerlo. El dibujo era y es todavía, mi única arma. Con esta arma, protesto. Perramus fue un grito de protesta, un grito de rebeldía. Ahora la situación de Argentina ha cambiado: no totalmente, pero en gran parte ha cambiado. Hoy también hay buenas razonas para continuar protestando, pero ya no es mi tarea... No habría que dejar de protestar”.


Socios: “Es como un matrimonio; tras unos inicios intensos y pasionales, la monotonía toma el relevo”.


Tango: “Amo la música, todo tipo de música., pero la única que me conmueve y logra conmoverme hasta las lágrimas es el tango. No hay otra. El tango tiene 120 años, yo tengo 73, he vivido parte de historias; he vivido directamente una buena parte de las historias que narra el tango”.


 
Universo: “No puedo ignorar el contexto político y social en el cual he vivido. No vivo en una bola de vidrio. Si, en un hermoso día, decido salir para ir al restaurant, detengo mi auto en un gran boulevard y dos pequeños de cinco años se me acercan para pedirme una monedita, no puedo impedir verlos. Todo eso acaba en mis dibujos: es el contexto en el cual vivo”.


 
Vanguardia: “Cuando la revista Karina nos propone Richard Long para su suplemento, yo hacía cinco años que no dibujaba. Acepté el trabajo por una cuestión de dinero, pero lo iba postergando porque tenía miedo. Hasta que un sábado me acorralan: había que entregar la historieta el lunes. Y justo ese sábado me saco una muela. La extracción es dolorosa, se me hincha la cara y tengo fiebre. Entonces para ahorrar tiempo recurrí al collage y suprimí veinte cuadros al guión. Estas decisiones se debían a la necesidad de terminar rápido y no a una genialidad (...) Ocurre que las cosas se mistifican y después se descubre que detrás del mito siempre hay una vulgaridad, un tipo en camiseta”.


 
Wadel, Leonardo: “Oesterheld siempre fue muy valorado, y los dibujantes lo buscaban. La queja se podría justificar en Wadel, que está injustamente olvidado y yo diría que fue aquí el inventor de la profesión de guionista”.


 
Xerografiar: “Me costó mucho aprender a dibujar, hasta los 30 años yo era un dibujante que... Yo copiando, intentando, sufriendo, como hacen todos, siempre cuesta aprender a dibujar; y se trataba de hacer esto o seguir en un matadero rasqueteando tripas hasta morir, así que me seguía con ello o copiaba a Hogarth”.


 
Yantar: “Todos los días comprábamos con mi mujer un litro de leche y un alfajor, y esa era nuestra dieta. Medio litro de leche y medio alfajor cada uno (...) aún en la miseria hay que mantener cierto esplendor”.


Zorro:Para ver si conseguía interesarlo a Héctor, me invento toda una mentira de que la King Feataures estaba interesada, porque yo me comuniqué con la King Features, realmente. Hablé con el que era el presidente de los corresponsales extranjeros y él la mandó a los EE.UU. Y entonces con esa carta le dije a Héctor que podía colocarse en los EE.UU. (era falso, porque no les había interesado) y que por favor me terminara Las Termópilas. Me la terminó; si no, hubiese quedado inconclusa”.


 







 





miércoles, 14 de febrero de 2018

Un hombre de carácter


Por Pavla Ochoa


No puede parar de caminar mientras elige las palabras adecuadas y se las transmite en voz alta al encargado de transcribir su pequeña autobiografía para el libro de la Escuela Panamericana de Arte: “Desde joven, Breccia luchó por lo que quería y no le temió al trabajo, fuerte. Terminó la escuela primaria y tuvo que trabajar de obrero y de corredor de fiambres. Aprendió varios oficios, pero la fiebre de dibujar se le subió a la cabeza y le estremecía los nervios como si fuera licor”.

Hace una pausa y contiene la risa. Busca en la memoria, elementos que le permitan seguir tejiendo su historia profesional y los encuentra; “Recién a los 20 años consigue su primer trabajo artístico. Tiene 22 años y zarpa en un barco carguero rumbo al Brasil, el olor nauseabundo de la carga, la borda resbalosa, los marinos beodos, tienen carácter”.



En esa frase final, se da cuenta que tiene el corazón de carta presentación y su voz retumba en la pequeña habitación del edificio ubicado en la calle Paraná en el pulmón de la ciudad de Buenos Aires;“Para Breccia, el carácter es lo más importante”. Se juega en esa construcción simbólica un alto porcentaje de mala fama en sus potenciales alumnos, pero no retrocede: “En Brasil vive en una pensión de negros. Lo sucio, lo pintoresco, tiene carácter. El carácter es lo principal para Breccia”.


Recuerda las dificultades de esa aventura familiar en San Pablo, donde acompañó a su padre Alberto, quien hablaba portugués, y quien había partido del barrio Mataderos en búsqueda de un porvenir, lo único que lograron fue un alquiler en una pensión gracias a sus dibujos de historietas que seguía produciendo para Láinez y los cuales mandaba por correo e incluso tuvo que volver a trabajar de tripero en sus tiempos de ocio. Ya no sonríe, sino que una melancolía gris se apropia de su rostro: “Pinta lo característico y también realidad de Brasil. Al cabo de dos años vuelve. Buenos Aires ya lo necesita y comienza a colaborar en las principales revistas, haciendo historietas”.

En solo un instante, vuelve a la miseria, al dolor y a la manera clandestina de su vuelta al país, pero también el cambio de rumbo que significó pasar a ser parte del staff estable de la editorial de Dante Quinterno: “Hasta que en 1947, Vito Nervio, magnifica historieta con carácter, lo convierten en el historietista más famoso de la actualidad. Crea tipos de carácter, coloca una iluminación fuerte, realiza figuras y modela una técnica que personaliza y evoluciona la historieta argentina”.

De esa manera terminó su carta presentación. Saludo al pibe que tecleó letra por letra su pensamiento en esa vieja máquina de escribir y salió de la Escuela Panamericana de Arte rumbo a su casa de Haedo. Sabía que lo esperaban las páginas correspondientes a esa semana del detective porteño que debía terminar, pero también, Enrique, Cristina y Patricia, sus tres hijos. El hombre de carácter, el dibujante, el padre, dejó caer una sonrisa que se perdió en el sol, mientras diseñaba en el aire un juego para compartir con su familia, su verdadero tesoro.


jueves, 8 de febrero de 2018

Entrevista a Irma Dariozzi


 Por Pavla Ochoa


Comparto entrevista que le realizamos a Irma Dariozzi de Breccia el jueves 12 de noviembre de 2009 para el programa de radio "Nunca Es Tarde" de FM Moreno 90.1, junto a su hija Sonia Olmo y Sebastian Rodriguez.



Un trazo eterno


Artista plástica, Irma Dariozzi es la principal narradora de una historia para contar. Viuda del dibujante, Alberto Breccia, invita en su relato a reconstruir la lucha de un creador que lucho contra la ignorancia de su tiempo y de una pasión revelada que abraza a las nuevas generaciones.

La voz pausada de Irma Dariozzi, del otro lado del teléfono desde su casa en La Reja, transmite tranquilidad y armonía en el devenir de una tarde calurosa de septiembre. Estamos en frente de una mujer que acompaño a Alberto Breccia, una persona que con sus dibujos es reconocido como uno de los grandes maestros del cómic mundial.

El viejo, como se lo conocía en el ámbito, era dueño de una tendencia a experimentar desde lo visual, generando un estilo único. Comenzó su carrera en 1936, año en que logró publicar sus dibujos en la revista El Resero. Luego pasó a publicar en Rantanplán, hasta llegar al diario La Razón, donde se destacó con Puño Blanco. En 1945, entró a la revista Patoruzito, donde aparecen las trazos de su estilo en una búsqueda incesante. Luego se convirtió en el principal maestro de la Escuela Panamericana de Arte y en 1956 comenzó a colaborar con Héctor Oesterheld en la editorial Frontera con la obra Sherlock Time y juntos en 1962, crearon Mort Cinder. Durante la década del 60, realizaría la remake de El Eternauta para la revista Gente. En Los 70 fundó el Instituto de Directores de Arte y adaptó a la historieta hitos de la literatura.

                  Foto:  Irma Dariozzi y Solano Lopez en Moreno 2009

 
Irma Dariozzi responde preguntas en clave de relato; una historia entrecruzada por lápices y tintas y la lucha en épocas de dictadura y el fuerte acompañamiento a un maestro gigante hasta el último día de su vida, el 10 de noviembre de 1993. Sin titubear, inició la charla señalando que ese hombre fue lo mejor que le pasó en la vida, luego se detuvo a relatar el origen del encuentro con Alberto Breccia: “Cuando comencé a estudiar arranque en MEBA, después de todo un año como no arrancaban en la fecha que dijeron me fui a estudiar a la Escuela Panamericana de Arte. Empecé en la calle San José donde estaba Carlos Garaycochea y otros dibujantes. Ahí hice un año y después al año siguiente fui a la de la calle Venezuela, ahí conocí a Alberto que estaba dando ilustración e historieta. Bueno, así empezó la historia.

-Alberto, no era un tipo muy fácil de tratar ¿no?

-La verdad que me impresionó la forma de ser de él, con tanta seguridad, con tanta hombría de bien. Todo el respeto que imponía. Porque si nos retaba por algo quedábamos todos chiquitos que no nos podíamos mover.

-¿Cómo fue la transformación de ese miedo a enamorarse?

-Porque me di cuenta después que no era peligroso, pero era muy severo al educar, el que no cumplía con lo que requería lo echaba de la escuela.






-Usted se casó con Alberto Breccia, en el momento en que edito en Europa a Mort Cinder ¿Fueron difíciles esos momentos?

-Sí, porque esa obra no tenía la repercusión de la actualidad, para que se entienda en un ejemplo sencillo, tengo varios ejemplares originales que están amarillos del sol que les pegaba en los kioscos de diarios. Él no hablaba mucho de eso, pero se angustiaba mucho, porque sentía que no comprendían su forma de hacer historieta y no se vendían, no interesaba ese tipo de publicaciones y El Eternauta fue la gota que derramo el vaso de la indiferencia.

-Teniendo en cuenta lo que señala ¿Por qué esa obra derramo ese vaso?

Fue el momento en que más experimento artísticamente en la revista Gente, que luego se disculpo de haber publicado esa versión, esas situaciones lo angustiaron mucho pero el seguía buscando su arte, más allá de estos tropezones, investigaba en cada página que dibujaba y ese fue un problema, porque no se atrevían las editoriales a publicarlo, porque no era el típico dibujante que pasaban los años y no cambiaba su estilo, lo que lo llevo a un momento crítico económicamente y eso hizo que fueran años muy difíciles para nosotros.



-En 1969, a pocos meses de la caída en combate de Ernesto “Che” Guevara, el escritor Héctor Oesterheld le paso al dibujante una biografía del revolucionario latinoamericano, obra en la que usted tuvo una participación muy especial para que ahora sea publicada en todo el mundo.
  
-Es verdad, la obra fue destruida por la dictadura de Ongania,  que mandó a quemar los originales, a partir de ahí siempre estuvimos como se dice con el ojo puesto encima por parte de los gobiernos militares, por eso decidí en ese momento en que Alberto comenzó a quemar libros y revistas y fue ahí que me opuse  a hacer lo mismo con mis dos ejemplares del Che y el libro de Eduardo Galeano “ Las venas abiertas de América Latina”, por eso a las revistas las envolví con papel metal arrollado y lo metí en un tubo de plástico de esos donde se guardan las hojas de dibujo y los enterré en el jardín de nuestra casa y estuvieron años ahí, hasta que todo se tranquilizo socialmente hablando, gracias a eso en España la editaron y ahí nació nuevamente el Che en historieta.

-Con todo lo que describe ¿Cree que logro transformar a la historieta en un arte reconocido por todo el mundo?

 -Ahora se lo está reconociendo, lo que demuestra la perseverancia y la convicción de ser lo que el sentía, ahora se lo estudia en los ámbitos académicos, lamentablemente no está Alberto, para ver lo que está pasando actualmente. Cuando en los años 70 él se fue de IDA, se quedó sin trabajo, era problematico. Hasta que vino Coletta Ravoni, lo llamó, le dijo que venía de Italia y que quería representarlo para relanzar todo su material, casi se muere de la emoción. A partir de ahí, cambió todo, se pinto la casa de Haedo, se arreglo, nos casamos en 1977 y tuvimos un cambio muy grande en nuestra vida. No ganaba mucho dinero como por ejemplo Hugo Pratt, porque era muy difícil ubicar el material que producía, porque ha estado mucho tiempo durmiendo en los cajones, la gente no lo entendía y entonces todo costaba más , pero publicó varios libros.

-Lo importante es que nunca bajo los brazos

Jamás, trabajo siempre. A la mañana se levantaba, tomábamos unos mates, hasta el mediodía que comíamos algo liviano y después hasta las ocho de la noche no se levantaba de su tablero. Trabajaba con un entusiasmo, dibujó y pintó hasta tres días antes de morir, es decir previo a la internación. Hasta me hizo una caricatura, cuando me quedaba con el, media dormida. Ha sido el mejor dibujante de nuestro país, no solo porque fue mi esposo sino porque sobre todas las cosas por lo que demostró en sus obras. Fue mi maestro





Fuente; Programa Nunca Es Tarde del Jueves 12 de noviembre de 2009:

 https://archive.org/details/NuncaEsTardelunesAViernesDe15A16_894