Por Pabla Ochoa
La resolución a la cara del hombre que regresa de la muerte,
por parte de Breccia, fue colocarle la de su ayudante de esos años.
Horacio Lalia, el dibujante que reside actualmente en Ramos
Mejía, recordó esa situación en particular: “Como estaba en permanente conmigo,
empezó a ver mi cara a la que estaba acostumbrado a dibujarla y la torturò para
que sea la de un tipo de 40 años que venía de la muerte. Tenía la mitad de la
edad del personaje creado por Oesterheld, por eso nunca imaginé que iba a
quedar definitivamente mi rostro. Breccia nunca me comentó o me pidió permiso
para usar mis rasgos, simplemente sucedió”. Además, Lalia agregó sobre la
inmortalidad de su rostro: “Cuando le preguntaron a él dijo, "de alguna
forma es la cara de Horacio, pero lo que pasa es que sale un poco como Sherlock
Time que es la idea de cara de lata, pero de cierta forma es la de Lalia. La
verdad que si observan una fotografía mía de esa época, los perfiles de ambos
son iguales solo que más sufrido y con ojeras”.
En su época de ayudante de Breccia ¿realizó algún dibujo
para la serie Mort Cinder?
No, él era muy cuidadoso con su trabajo En esos años
arreglaba historietas antiguas y le posaba para el personaje. Tiempo después le
empecé hacer algunos fondos, le hacia algunos grises, pero no intervenía en su
trabajo.
El año 1962 fue muy particular para Breccia y Oesterheld
¿cómo observó usted esos días oscuros de los dos autores?
Lo que viví en profundidad fue la enfermedad de Neli que
estaba muy mal. Ella se acercaba al estudio y él era una persona concentrada
con su trabajo, tenía problemas con los médicos porque a veces me contaba los
problemas de salud de su compañera, eran días muy duros pero la verdad que yo
era muy pibe, sabía que ambos estaban corriendo de un lado para el otro para
revertir esa situación de pobreza, pero la verdad que no estaba muy informado
de lo que le sucedía a ambos Además, ellos eran muy reservados con sus vidas,
se ponían una especia de coraza y trabajaban sin decir nada.
Sin alejarnos de Mort Cinder, pero ingresando en su vínculo
laboral directo con Breccia, en la entrevista realizada por Carlos Trillo y
Guillermo Saccomanno, el dibujante mencionó que solo tenía ayudantes para que
le cebaran mates y que le posaran, ¿aceptó usted esa declaración o le molestó?
Alberto era de decir esas cosas, en realidad mi trabajo
consistía en hacer el archivo aparte de cebarle mate o de posarle en algún
momento. Hice algunos fondos de retícula como el capítulo de la prisión de
Mort, pero él era muy meticuloso para que le tocaran su trabajo. Realmente no
le gustaba que le metieran mano en sus dibujos, pero la verdad no me tenía
solamente para cebar mate como dijo en esa ocasión.
ENTRE PENAS Y GLORIAS
La obra estaba tan adelantada a sus tiempos, que a los
lectores y a los propios editores le costaba adaptarse o entenderla en toda su
magnitud. En Argentina no llegó a tener un éxito comercial y en España no
lograba gustar. Irma Dariozzi, segunda esposa de Breccia, graficó ese contrato de lectura de los autores con sus lectores: “Mort
Cinder no vendía, la gente no comprendía esa historieta que era distinta a las
del estilo clásico de aventuras. Había muchas cosas ahí, motivo que la
convertía en una revista que no interesaba, se ondulaban en los kioscos por el
viento y el frio quedando bastantes arruinadas porque no las compraban. Tengo
dos de esos ejemplares, uno que compré y otro que me regaló Alberto, ahora son
piezas de colección de alto valor económico, es parte de las rarezas que tiene
la vida”.
Fue el mismo dibujante quien recordó esa dificultad, en una
conversación realizada en Francia en 1992, por su representante Latino
Imparato: “Mort Cinder fue difícil en sus comienzos. Cuando el editor argentino
mostraba en Europa la revista donde se publicaba Mort Cinder, cortaba páginas
de éste y mostraba el resto. Años más tarde este dibujo se transformó en un
clásico y en un éxito comercial: por otra parte, mi único éxito comercial”.
Mort Cinder le abrió la puerta al viejo continente, pero no
se quedó atrapado en esa gloriosa formula gráfica, sino que se reinventó todo
el tiempo. Eso lo distingue del resto de los dibujantes. Pese a este mérito
primordial, el obrero del lápiz no repitió la fórmula comercial que había
tenido aceptación de la industria cultural y esa fue la virtud de su trabajo
después del después: “Si hubiera continuado dibujando a Mort Cinder, en lugar
de hacer 200 páginas hubiera hecho 1000, hubiera alcanzado la perfección
absoluta para inmediatamente iniciar la caída. Luego de la cima está el
descenso; no se puede estar siempre en la cima, porque la vista de debilita, la
fatiga comienza a hacerse sentir, uno se aburre haciendo siempre las mismas
cosas. La mayoría de los dibujantes se detienen en el momento en que han alcanzado
el éxito, se instalan confortablemente y no tienen más deseos de moverse. Hay
que saber arriesgar todos los días su propio éxito”.
Solo dos años duraron esas historias que sin pretenderlo por
parte de los autores se convirtió en una totalidad. En 1975, se anunciaba la
posibilidad de un nuevo capítulo ambientado en el lejano viejo oeste, un
western, titulado “ Diligencia a cuchillo”, para INFORMACIÓN, una revista de
los mismos editores de CRISIS, pero el anunció no prosperó para materializar
esa idea de Oesterheld que fascinó a Breccia en primera instancia.
Mort Cinder es una obra revolucionaria absoluta. La
historieta que empieza con un ambiente gótico y después se traslada a distintas
circunstancias de la historia universal, muestra lo increíble que es el
dibujante, ya que en cada una de las diez aventuras publicadas entre 1962 y
1964 utiliza distintos recursos gráficos de acuerdo al contenido. Alberto
Breccia fue una avalancha de paisajes y zonas desconocidas que demandan aún hoy
la atención permanente. La diversidad artística de sus obras deben ser leídas
como una pieza única y no como piezas sueltas. Su trazo fue un amplio abanico
de expresión de sus ideas que permanecen vigentes en la actualidad.
Publicado originalmente en Desalambrar 10/10/2014
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