viernes, 28 de febrero de 2025

Los gatos de Breccia

 Por Pavla Ochoa


“Todo buen dibujante debe tener gatos. Alberto Breccia, que fue un maestro, decía que cuantos más gatos tengas, mejor dibujás. Tenía 14...”

Carlos Nine

 

Nada volverá a ser lo que era. La casa está diferente. Irma, no para de extrañarlo, pero otra parte de la familia, los integrantes felinos, también.

Extrañan a ese hombre, puntilloso, muy ordenado, muy esquemático y amante de la limpieza en su hogar. Extrañan ese amor que se manifestaba en esas manos cuadradas, enormes, toscas. Manos de tripero.

Ellos, solían dormir bajo los rayos de sol que traspasaban el ventanal, que daba al jardín del fondo. Él los amaba, eran parte de sus días.

La rutina comenzaba temprano a la mañana cuando Alberto, se levantaba. Tomaba unos mates con su compañera de vida y antes de subir a dibujar a su estudio, les preparaba la pajarilla de bofe. Luego se las servía a cada uno en su plato, y ese olor que invadía la casa era la señal para que coman. 

Ya en su taller, los tangos en la radio, el humo de cigarrillos, los mates y ellos caminando por la mesa de trabajo, era la moneda de cada jornada en Haedo.  Ellos y Alberto, se entendían.




A él le gustaba acariciarlos, dibujarlos en su tiempo libre. Lo hizo siempre. Con la primera camada de felinos, donde estaba el prócer de la casa; Mariano, Malvina, Pata Tubito y el gato negro de su hijo Enrique. A Pipiolo le gustaba mucho dibujarlos.  A “Mariano”, uno de sus favoritos que tenía como 20 años y que era de Cristina, lo dibujo una vez, de espalda haciendo kata con su panza que no paraba de crecer. Se divertía mucho con ellos. Con esta nueva camada, también se divertía. Trabajaba con ellos y luego bajaba a comer al mediodía y les dejaba otro poco de comida en sus platos, una vez más.  El amor que se tenían era muy grande. Les limpiaba todo, los cuidaba, era casi una manía recíproca. Si no estaba alguno, durmiendo sobre la silla, y si lo había, elegía otra, para no molestarlo. Los adoraba.




Llegó a tener alguna vez, diecinueve en su casa, en los últimos años, solo ocho. Fueron su familia. Quizás ahí reside la causa de lo que está sucediendo después de ese triste miércoles 10 de noviembre. Luego que Pipiolo, falleció murió una gata. Cuando fue el veterinario, determinó que la causa fue un paro cardiaco. Al otro día otra gata murió y así murieron casi todos, cada día. Solo sobrevivió; Margarita. Irma, no tiene duda, la causa es el dolor que le causó la muerte de Alberto.




La silla esta vacía, en el estudio de trabajo. Nada volverá a ser lo que era.

Nada.

 

 

 

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/2-26188-2012-08-20.html

 


jueves, 27 de febrero de 2025

Tan distintos pero con los mismos infiernos...

 Por Pavla Ochoa


 Lo escucha y dibuja, ante las cámaras de televisión. Cada palabra de Sábato, lo lleva a graficar "Sobre héroes y tumbas". Esa obra que tantos años le está llevando adaptarla en historieta.

Pero ahí están, palabra e imagen, interactuando.



De repente, en la pantalla del televisor se muestra la ilustración de Alberto sobre la casa que inspiró al escritor; “la quinta de Lange”. Y poco a ´poco el dibujo se funde con una fotografía de la casa real. Y de repente, foto e ilustración son exactamente iguales.  La gente alrededor, le preguntan si antes de dibujarla había visto la foto de esa casa y la respuesta fue simple y contundente; “No”. Su dibujo surgió de su mente, resultado de lo que había leído en el libro de Sábato. Ese universo horroso que describe el escritor que es como su propio universo interior.



Nadie, dice nada. Se asombran de la hermandad de ideas de dos creadores.

Dos personas, extremadamente diferentes entre sí. Muy diferentes.

Alberto, se había espantado de ver en el jardín de la casa del escritor, las hojas rojas secas, dispersadas por todos lados, sin que el escritor las levante o siquiera las amontone en un lugar del terreno. 




 No lo podía creer, eso en su casa con él no puede pasar, nunca. Él, ama juntar las hojas del roble que está en la puerta de su casa y luego hacer fogatas en el fondo.



Tampoco coinciden con el escritor, cuando hablaban de pintura. En más de una ocasión, las personas más cercanas lo escucharon decir; “Es un viejo vanidoso, que no pinta bien”.

Son tan diferentes, por eso asombra esa conexión mental de ambos.

Pero ahí están, frente a las cámaras. Conectando las profundidades del ser, las profundidades de sus propios infiernos. A la vista de todos. A la vista de nadie.

 

 

Fuente:

https://www.quintadimension.com/node/186

 

https://invictaindiearts.blogspot.com/2016/10/entrevista-exclusiva-de-cristina.html

 


miércoles, 26 de febrero de 2025

Llorar tinta

 

Por Pavla Ochoa

No para de llorar. Esta encerrado en el baño, desesperado, la angustia le atraviesa el pecho. No consigue dibujar bien manos. Cada semana que se acerca la entrega de las páginas de Mort Cinder, sufre. Y no es que no intenta mejorar, al contrario, todos los días después de trabajar, se pone hacer manos.

Llora, pero no solo por lo que no le sale al dibujar. Llora de ver a Neli, agotada después de la diálisis. Del esfuerzo que hace para estar con su familia. Pese a estar agotada, y de casi un día entero en la cama, ella se levanta para estar con sus seres amados. Cada mate compartido es la vida eterna en cinco minutos. Miran sin mirar, televisión. Es la excusa de estar juntos, son pocas horas de felicidad a cuentagotas. Neli, le enseña que hay que aprovechar cada momento de felicidad.




No para de llorar. Las deudas son insostenibles. La casa que construyeron con su compañera, está hipotecada, al límite de perderse. Los medicamentos que necesita Neli, valen 5.000 pesos por día y él cobra 4.500 pesos por semana. No le dan lo números.  Hace lo que puede, pero no alcanza. Siente miedo. No miedo quedarse solo con los chicos, sino miedo a lo que puede venir; “la hecatombe”. La pérdida de la madre para los pibes, la situación económica. Sabe que él solo se la puede bancar, porque ya vivió situaciones de mishiadura. Pero si tiene miedo por los que dependen de él.

No para de llorar. No llora solamente porque no le sale dibujar manos, siempre dibujo a partir del esfuerzo. Llora porque le pesa el mundo en sus manos.

martes, 25 de febrero de 2025

"El problema es que el dibujante se cree un intelectual y no sabe que es un trabajador"


 Por Pavla Ochoa


 -Yo soy un trabajador de la cosa grafica …

-Pero, maestro, usted es un artista.

- No, soy un dibujante. El problema es que el dibujante se cree un intelectual y no sabe que es un trabajador… Cuando comencé, el dibujante no era una vedette. Era un laburante que hacía un trabajo oscuro sin transcender. Ahora, no sé porque es un misterio, se ha convertido en un tipo al que se lo reportea o al que se lo entrevista por televisión…

- No comprendo la diferencia ¿A qué se refiere Don Alberto?

- Por ejemplo, yo admiro mucho más y respeto mucho más a un plomero que va a casa a cambiarme el grifo y me dice “mire usted esto vale 5.000 pesos y si no le gusta llame a otro”. Y yo le digo, sí señor, cámbieme el grifo por favor. A un dibujante lo llaman de una editorial, lo hacen esperar cinco días, le pagan cuando quieren y lo basurean, y el dibujante se aguanta, porque está en el nivel del intelectual, el hombre que no discute precios.

- ¿El problema sería que no se reconoce como trabajador en primera instancia?

-Exacto. El dibujante ha de ser un trabajador en el momento de los precios, después será artista.





Alberto, no se mueve de su idea, ante el joven que intenta llevarlo a la idea de “ser artista”. Es impenetrable ese territorio proletario. Él es un laburante del tablero. No tiene miedo de fracasar en lo que hace, porque no se considera a sí mismo un artista. Los fracasos de los artistas son estrepitosos, los fracasos de los trabajadores, en cambio, pasan desapercibidos, no tienen sonido. Y así vive su andar por este duro oficio. El dibujante debe tener una conducta, un esfuerzo de trabajo permanente. Porque el dibujo es un trabajo como cualquiera, no es la bohemia de creer que uno hace las páginas que debe entregar a la editorial y después tirarse panza arriba a descansar. Todo lo contrario, hay que empezar a las ocho de la mañana y terminar a las seis de la tarde, porque es un laburo. Es contundente su horizonte a seguir en este duro oficio de dibujar;” hay que hacer todo con las tripas en el tablero de dibujo”.   No hay lugar para la duda; para Breccia un dibujante es un trabajador. 


 

Fuente: -"BRECCIA o EL PROFESIONAL". Entrevista por Antonio Martín, Carlos Giménez y Luis García en mayo de 1973, ¡publicada en Bang!  , Número 11, pp. 55-56. https://www.tebeosfera.com/1/Documento/Recorte/Bang/Breccia2.htm

 

-“Un Tal Breccia”. Entrevista por Osvaldo Aguirre para Primer Plano- Suplemento de diario Página 12- 23 de enero 1994.



lunes, 24 de febrero de 2025

Alberto Breccia en Columba: Don Urbano

Por Pavla Ochoa 

No para. Esta de allá para acá tratando de vivir del dibujo. En ese golpear puertas, Don Ramón Columba, le entusiasma lo que hace y le pide un personaje para la revista; “Paginas de Columba”.

Está entusiasmado, luego de las tapas e ilustraciones para “Resero”, acá va a poder hacer dibujo humorístico, ese que tanto le gusta.




Piensa y busca en las profundidades de la imaginación algo que le dé cuerpo al protagonista. No se le ocurre nada, hasta que ve una foto en la tapa del diario Critica. Es Vicente Gallo, un senador del nefasto régimen democrático. Sus rasgos físicos, bajito con anteojos, petiso y robusto, lo impulsan a darle cuerpo a su “Don Urbano”.  Tiene dudas de que se lo acepten, pero avanza con las primeras páginas.



Al llegar, está nervioso, no deja de observar cada mueca, cada silencio, de Don Ramón que mira con atención su trabajo.

- ¿Este Don Urbano, es el senador Gallo?

- Sí. Se me ocurrió que sea parecido, pero la historieta no tiene ninguna relación con la política…

- Entiendo… me gusta va con las caricaturas políticas que publicamos en la revista…

-  La historia es simple, Don Urbano es un tipo de Buenos Aires, un observador y la cosa apunta al costumbrismo, a la reflexión sobre lo cotidiano. Cada episodio se desarrolla en una página y tiene un remate humorístico…

- No me explique tanto, amigo…la vamos publicar.




 Alberto, se siente feliz. El propio Ramón Columba, le está compartiendo un espacio en su revista. Pero, la guita no le alcanza. Tiene que seguir golpeando puertas, hasta que todo cambie de una vez,



 

Fuente: http://www.alberto-breccia.net/por-algun-lado-hay-que-empezar/

 

 

 




domingo, 23 de febrero de 2025

La Furia del libro

Por Pavla Ochoa

 

"Él fue un autodidacta, se hizo solito. Su vínculo con la narrativa está en su formación a los ponchazos a los 15 años en su lectura popular de los kioscos. En su adolescencia por vínculos con amigos socialistas, progres, personajes barriales, son los que lo hacen dejar de lado esa basura  inicial y leer autores importantes. Esa literatura social, todo lo que leían los muchachos de izquierda de esos años. Motivo que lo llevó todos los años de su vida en recuperar esos folletines que había vendido. Ahí estaba puesto su corazón y ahí estaba puesto su imaginario. El origen imaginario en esa literatura".

Juan Sasturain


Son tardes de alto calor, pero no puede dejar de observar las gesticulaciones de su rostro. Cada respiración del texto es aire fresco que brota de su voz. Desentierra su pequeño corazón de penas y se deja atrapar por lo que tiene en sus manos su hermana Amalia. Los jóvenes Breccia son felices. En la casa no hay una biblioteca, pero eso no impide que lleguen a la lectura. Juegan sin tiempo, con la espada que es de hierro, el lenguaje escrito. Los cuentos de magos y de brujas son suficientes para insertarse en la aventura como propuesta para viajar por rumbos inciertos, que los seducen.

Patricia Breccia sintetizó uno de los momentos más significativos de esos años en la República del Músculo por parte de su padre: “Mi viejo siempre hablaba de cuando, con mi tía, se iban al fondo del enorme patio de su casa (casi una selva tropical) para leer, entre plantas y animales, la colección de los libros de Calleja”.

Le fascina contar a quien aparezca enfrente cómo la literatura de piratas y casos policiales a resolver son el pilar fundamental de su construcción como lector.




 Una tarde, en una esquina, olfateó una oportunidad irrepetible. Única. Los muchachos, la mayoría amigos de andanzas, habían iniciado un canje de libros. Tesoros, posesiones preciosas a las que dejaban ir por nuevos objetos de placer. En ese momento, la idea de Darwin que explica que la repetición de un acto crea un hábito y el hábito se convierte en instinto y así evolucionan las especies, hizo efecto en Pipiolo, en su evolución como sujeto ilustrado. El instinto se le despertó sin anuncio alguno. En el tumulto convocado al costado de los adoquines, escucha las ofertas y las duras negociaciones entre los jóvenes agrupados. De reojo, advierte en el piso de la vereda un libro que contiene las obras de Edgar Allan Poe. No sabe bien quién es el autor y de qué tratan esas historias. En las primeras páginas se tropieza con un prólogo de Baudelaire. La musicalidad sonora de ese apellido le llama la atención. Echa un vistazo relámpago y siente que ese texto es importante. No lo sabe con certeza, pero cree distinguir virtudes propias en esa edición impresa. Tiene miedo que los presentes se den cuenta de las cualidades de ese diamante de papel. 

Transpira de sólo pensar esa posibilidad. Quiere cambiar ese ejemplar por cinco de Sexton Blake. Lo miran como a alguien que les abre la puerta para que lo estafen. Creen que está loco. Los desorienta la convicción en sus ojos. Nadie emite sonido. Él aprovecha el vacío y repite la solicitud: “Mis cinco libros de Sexton Blake por Poe”. Sus palabras afiladas ganan la batalla. No sabe con exactitud lo que adquirió. Pero el instinto que guió su acción no será la única vez que se le presente en su caminar por las letras.

 

A los diecisiete años lee todo lo que produce la revista Claridad, perteneciente al grupo de intelectuales conocido como “Boedo”, que se preocupa por una literatura social, en contraposición a la del grupo de “Florida”, que en su revista Martín Fierro se ocupa principalmente por la cuestión estética de la literatura: “Leíamos los libros de Claridad porque eran los únicos libros que podíamos comprar. Éramos un grupo de muchachos ignorantes, todos. Con ansias de salir del pozo”. Esos autores son los socios perfectos para el encuentro con personajes que son hijos de la realidad que lo rodea. Se conmueve con las almas de la ciudad. Le gusta la biblioteca de la calle. Se reconoce en ella porque él es parte de la misma. 

Una tarde se asombra de un articulo que critica un dibujo publicado en “ Martín Fierro”. Se queda atónito con la observación intelectual: “A la Borjes no lo admitirían ni al concurso para niños de Caras y Caretas. Lo que no es un obstáculo para que un asno erudito escriba un articulejo o lo que sea”. La incertidumbre lo atrapa todo. De repente quiere saber quién es ese “Borjes”.La respuesta llega a sus manos en el suplemento cultural del diario “Critica”, que dirigía Jorge Luis Borges. Siente que hay un vinculo que los une más allá de las diferencias ideológicas que puedan existir. Siente que en su escritura están sus temores, sus soledades, y no deja de leer todos los días la producción del escritor. En cada ocasión que lo entrevistan, ya como profesional del dibujo, habla de esa relación carnal con la obra del creador de El Aleph: “Me interesan los relatos de Borges en los que está presente el mundo orillero, con sus malevos y sus duelos a cuchillos. Un mundo que yo conozco bien porque vi duelos de chico, en Mataderos, donde pasé toda mi infancia y mi juventud (...) Sigo leyendo a Borges como si fuera la primera vez. Todos los días lo leo un poco”. Esa cercanía al universo del escritor crecerá con el paso del tiempo hasta ser parte de su propia obra.



 

En esos tiempos de flamante lector, Tito se bautizó así mismo como un activo comprador compulsivo de libros y revistas, con pocos centavos, impulsado por el fuerte afán a la lectura. En los años por venir visitó la Plaza Lavalle y el Parque Rivadavia y compró colecciones completas de viejos libros que no terminó de leer nunca, pero que fueron parte de su biblioteca personal. Su nieto, Mariano Buscaglia, remarcó ese amor por lo antiguo como una herencia forjada en la relación fraternal que tuvo con su abuelo: “Él era un amante de los libros viejos y esa pasión me la transmitió desde muy chiquito. Me crió y me adiestró para coleccionarlos, esa fue una de las enseñanzas más fuertes que me transmitió mi abuelo y que aún hoy perdura en mí todo el tiempo. Salgo a buscar libros viejos porque él me lo enseñó y es algo a lo que le estoy eternamente agradecido”.

 

Alberto entendió la importancia de los libros, a los que señaló como pilar primordial para los que menos tienen económicamente, como una instancia para poder estar en igualdad de condiciones intelectualmente con los que tienen un bienestar. Desde los siete años de edad fue preso de la furia y la dulzura de un libro: ”Para mí el placer máximo es una librería, más que ir al cine o ir al teatro. No, a mí me interesan los libros. Es lo que más me gusta”.

El pensamiento crítico y la pasión política en su juventud fue fruto de esos textos a los que exploró y que eran fuego en sus manos, una primordial herramienta para cambiar esa opresión dictatorial de la denominada década infame y a la que él supo utilizar para poder describir el mundo y tratar de transformarlo.

 

 

sábado, 22 de febrero de 2025

Lito Fernández y una enseñanza de Alberto Breccia

 Por Pavla Ochoa

 No puede ocultar que le gusta que Alberto, le corrija muchas cosas de su trabajo. Cada clase en la Panamericana, es como tener a su ídolo, solo para él. Como escuchar a su propio viejo:

-Lito, esta oreja está mal. A mí no me vas hacer esta oreja que parece un sandwich de miga …hace las cosas como se debe…

-Bueno, Don Alberto- le respondió colorado de la vergüenza el joven aspirante a historietista.

Por detrás de ellos dos, se escucha la risa de Rubén Marchionne, que no puede contenerse de lo que está viendo, Breccia, sin dar vueltas le dice en voz alta:

-¿Vos de que te reis?

-No …yoo…- el joven, se pone tan nervioso que no puede darle cuerpo a ninguna frase con sentido.

El salón se queda en silencio. Quizás por el cagazo que genera su autoridad. Lito, para romper la tensión, agarra una revista Columba, y en una de las páginas de una historieta se anima a opinar:

-Mira que cagada esto…

-¿Vos sos capaz de hacerlo?- lo desafió muy enojado, Alberto-  Anda a saber que le estaba pasando a este tipo cuando dibujo estas páginas. Pudo haber estado con fiebre y tenía fecha de entrega que cumplir…Ustedes se van a tener que romper el alma como los esclavos en la época de Roma, que los tiraban a los leones, así es la historieta. Luchando contra los leones y el público son los leones que no te van a perdonar una...

Lito, no pudo refutarle nada. Ahí comprendió lo que le está enseñando su maestro. Una lección que no va a olvidar nunca: ” No se debe criticar jamás un dibujo de un colega. Te puede gustar o no, pero seguramente el tipo dio todo en el tablero”.





Ese aprendizaje proletario, fuera de los manuales de las escuelas de arte, estaría muy presente en la carrera como dibujante profesional de Lito Fernández; "Ellos son trabajadores de la historieta". Una enseñanza que no lo abandonaría nunca.



Fuente; https://www.youtube.com/watch?v=g1tO9bMfR_I&t=4074s


viernes, 21 de febrero de 2025

Hacer historieta con el universo lovecraftiano con su yerno; Norberto Buscaglia

 Por Pavla Ochoa

No van a detenerse. No hay retorno. Si Sábato, no acepta que le toquen su texto, no hay posibilidades de una adaptación a la historieta. Tienen que encontrar otro camino. Ambos son lectores omnívoros, se miran y comienzan a buscar en su mente, otros autores que los llevé a concretar el desafío de desarrollar un trabajo sobre dos géneros, la historieta y la literatura, sin que se pierda la esencia de cada uno de ellos.

-¿Y si hacemos a Lovecraft?

-¿Le parece, Don Alberto? Acá muy pocas personas lo conocen...

- Yo lo empecé a leer a Lovecraft sin saber que lo estaba haciendo. Cuando era muy joven compraba una selección de cuentos que era muy buena. Se llamaba “Narraciones Terrorificas”. Salía por el año 1937. Me enteré posteriormente que era la versión castellana de una revista que dirigía el propio Lovecraft.

-Pero ¿podremos hacerlo? En las narraciones de Lovecraft el terror está sugerido, eficazmente, a través de cada párrafo, de cada oración, de cada palabra. Es más lo que se sugiere que lo que se presenta.

- Lo sé.  Pero tengo una necesidad de hacerlo. Una noche viajando por Europa me compré un libro de terror, en el camarote leí al azar un cuento llamado “El horror de Lundwich”. Entonces me dije: ”Esto lo tengo que ilustrar”. Pero no tenía la solvencia gráfica para hacerlo. Ahora, creo que sí puedo hacerlo…

- Sólo el vértigo que producen las palabras podrá generar la duda sobre la existencia real de los monstruos que se nos mencionan o sugieren. Una cosa es cierta, no se puede leer a Lovecraft con total tranquilidad. El horror cósmico, quizás, está enredado en nuestros genes…

-Para mí es importante que la adaptación la hagas vos. Al no ser guionista profesional, no vas a perder de vista las profundidades del texto. No vas a caer en la repetición del oficio.

- Es evidente que transformar el relato en figuras que acompañen lo que nos ofrece un texto colindante con el delirio, no es tarea sencilla ni abordable por cualquier dibujante… Y usted, Alberto, no es cualquier dibujante …

- Bueno…No hay mucho más que hablar, comencemos a trabajar.

- ¿Y como lo vamos hacer?

- Simple, vos haces la adaptación y yo hago el montaje. No tenemos aún editor. Ni aquí ni en Europa…  No Importa, ya aparecerá el editor, aparece para cada obra…

Norberto, lo queda mirando. Le cuesta entender eso de invertir en el futuro sin tener certezas. Pero la garra de cada palabra que sale de su amigo, su suegro, lo convence.




La dinámica es sencilla. Le entrega el argumento terminado y él lo comienza a bocetar. Ahí se produce el primer ajuste. Luego, la historieta comienza a cobrar forma con el lápiz. El ajuste final lo hacen cuando esta la pasada a tinta. Están felices con el resultado final.

 




En cada página, Alberto utilizó técnicas distintas, que no son muy habituales para la historieta. Cada uno de los "Mitos de Cthulhu" que adaptaron, conservan el efecto. No sólo por la palabra sino porque hay cuadros en los que el dibujo sugiere, no el texto, y viceversa. Esto no surgió por casualidad, sino que fue resultado de sus largas charlas y análisis. Están felices y se les nota en la cara.






Algo le sucede a Norberto, al ver cada página dibujada por su suegro. No deja de inquietarse, no porque haya logrado la corporalidad gráfica de los monstruos, sino por la hermandad de ideas de esos dos creadores que jamás se han visto en la vida No tiene duda de que en cada trazo, en cada personaje que aparece en la obra, está presente el caudal imaginativo de Lovecraft. Ahí hay una conexión inexplicable.


 Obviamente, no termina de descodificar su idea mental. Es interrumpido por el dibujante:

-Logré vender los mitos a la Editorial Mondadori.  Pero, ahí descubrí que tenemos que pagar derechos de autor. Hay que convencer a los herederos para que los cedan.

- ¿ Y qué tenemos que hacer?

- Lo que me dijeron a través de la agencia Scott Meridith Inc de Nueva York, es que nos pueden otorgar los derechos de publicación siempre y cuando el texto mantega el estilo y el clima impuesto por Lovecraft.

- Entonces, mandemos las páginas que hicimos ….

- No, porque nos les interesa el dibujo. Quieren leer primero el texto.

-¿Hay que traducirlos al inglés?

-Sí, pero no te preocupes. Marcelo, mi representante en Italia, lo puede hacer.

El convencimiento de Alberto, sigue sorprendiéndolo, como tantas otras cosas. Entre ellas esa conexión del universo lovecraftiano con el de Breccia.

Al mes, les llega la noticia que los herederos aceptaron. El acuerdo es pagarles el 35% de las ganancias. El viejo dibujante y el flamante guionista de historieta ven como la literatura se convierte en historieta y la historieta en literatura.

 

Fuente: https://www.tebeosfera.com/documentos/historieta_y_literatura.html

https://www.quintadimension.com/node/186

https://www.tebeosfera.com/1/Documento/Recorte/Bang/Breccia.htm

Fanzine “HGO” numero 5- 1988.

 

 



jueves, 20 de febrero de 2025

La tapa e ilustraciones para su amigo: Yoel Novoa

 Por Pavla Ochoa


No duda ni un segundo en sellar el pacto con una propuesta de canje en el corazón de Caballito; “El Parque Rivadavia”:

- Yo te hago la tapa y las ilustraciones y vos me das libros a cambio…

- Más bien- respondió Yoel al viejo que le va a dibujar su libro sobre vampirismo.

Alberto, se va a su casa y días después comienza a dibujar la epístola con toda su erudición y sobre un pequeño diccionario vampírico armado por el propio Yoel.




Ilustra a Erzsébeth Báthory, a  Ardisson “el vampiro de Muy”, al Doctor Fausto, a Garayo, entre otros personajes  que practicaron por el mundo el vampirismo . Es algo que le gusta dibujar.

Al terminar el laburo, hacen el intercambio. Yoel recibe los originales y Breccia un montón de libros que le gustan.  


El coleccionista de antigüedades y escultor, le cuenta que consiguió un editor interesado en publicarlo, con la salvedad de que el dibujante otorgue a favor de Yoel , una cesión de los derechos de publicación de los dibujos.

- ¡Qué hinchapelotas! - dijo el viejo.

- Y ya que estamos, ¿por qué en vez de un manuscrito pelotudo, no hace un dibujito?

Ahí sin aviso, empieza a hacer esa pieza fundamental de ese juego ilustrativo. Un autorretrato magnífico.

Antes de la publicación del libro, Alberto habló desde el hospital con Yoel:

 - Escuchame… Cuando salga del hospital paso por tu casa a buscar los libros que te dejé separados. Vos movete, gastate dos películas para las ilustraciones, una para los grises. A ver si me das una sorpresa… ¡En cualquier momento me aparezco por el parque!

El viejo, está entusiasmado con la operación quirúrgica que le van hace, espera curarse y aliviar el dolor;

-Esta operación es para quedar como estaba, no para quedar bien. Para quedar bien se trata de una operación mucho más intensa y para alguien que quiera disponer de un promedio de vida de digamos, quince años.

-Bueno, don Alberto  ¿Por qué no intentarlo, por qué restringirse?

- ¡No Yoel!  ¿Sabés que pasa? Son tantos los amigos que han muerto y me han dejado, que estoy aburrido... ¿Entendés?  Los amigos se van y no vuelven. Estoy podrido..

Al día siguiente, esa operación quirúrgica le destapó su propia muerte.  Alberto, no llegó a ver la edición final de la “Epistola vampírica”. Yoel, se quedó con ese gesto de amistad de hacer las ilustraciones y con sus últimas palabras que le siguen retumbando en los oídos; “Los amigos se van y no vuelven”.



 

 

 

Fuente;

-Charla de lx autorx con Eduardo Orenstein-09-02-2025

https://yoelnovoa.blogspot.com/2009/06/la-epistola-vampirica-que-ilustrara.html

https://yoelnovoa.blogspot.com/2008/12/beccia-no-le-gustaba-seghuir-vivo-entre.html


miércoles, 19 de febrero de 2025

Autorretratos en la madrugada para calmar el dolor

 Por Pavla Ochoa


Miércoles 1 de noviembre de 1993- Haedo.

 

 

Está sentado frente a una hoja en blanco. Solo la mira.

-Llegó Eduardo- lo interrumpe Irma.

- ¿Estaba por dibujar, Alberto?

-Siempre estoy dibujando…

-¿Qué estaba por hacer? ¿estaba pensando que dibujar?

-Sí… o resolviendo dificultades técnicas, problemas de composición …dibujar es mi vida.

-¿Y estos dibujos?- Le pregunta el visitante, señalando en la mesa algunas hojas sueltas.

-Los hago cuando me despierto a las 2 o 3 de la mañana con terribles dolores y me vengo acá y me pongo a dibujar. Este dibujo que tengo acá, lo hice anoche a las 2 de la mañana.





- ¿Y eso para que le sirve?  

-Suelo hacerme autorretratos con mucho dolor. Cuando se me pasa el dolor me vuelvo a dormir…

-¿Le calma el dolor?

-Sí, me calma. El dibujo es una medicina…




Eduardo se queda mirando esos dibujos del rostro de ese hombre de 74 años que tiene enfrente. Todos fechados y con hora. Todos con trazos violentos. Piensa en la idea de trasladar el dolor al dibujo como algo mágico. Y se dice a si mismo: “Si los paleolíticos dibujaban el venado y lo capturaban… ¿Por qué no puede tener esa magia, Alberto?  Ahí entiende que esos autorretratos no son una simple ilustración, sino que tiene una intención. Él interioriza su dolor en la espalda, dibujando.

Se queda mirándolo, sin decirle nada. Hasta que Pipiolo, le interrumpe el silencio, como si adivinara lo que está pensando; “Sigo dibujando y moriré dibujando". Y cambiándole el tema, le dice: “¿Qué trajiste para nuestro trapicheo?". Avanzando en ese intercambio de libros y folletines que hacen cada vez que se encuentran.

Eduardo se lo queda mirando. Durante décadas, lo siguió mirando.





Fuente: Charla de lx autorx con Eduardo Orenstein- 09-02-2025

- Alberto Breccia; "El Hacedor" por Eduardo Orenstein para la revista: "Raf; Ilustración y Diseño"- Ediciones de la Urraca -1994


martes, 18 de febrero de 2025

El Vito Nervio de "Chaupinela"

 Por Pavla Ochoa

Está ansioso de volver a trabajar con su viejo amigo de aventuras. A quien se le cruza, les dice; “Wadel es el primer guionista profesional ciento por ciento. Un hombre responsable que se toma muy en serio su trabajo y que está muy olvidado”.

La idea de volver a dibujar a Vito Nervio después de 14 años, lo invita a regresar gráficamente a una forma de hacer historieta. Un territorio que hace mucho no habita.

Cuando va de visita a la casa de Almagro, a pocas cuadras de Plaza Once y Boedo, lo primero que ve en la cueva de su viejo amigo, es una biblioteca que ocupa toda una pared, con miles de libros, revistas y recortes periodísticos.  Sabe que ese material de archivo, le despierta la imaginación creativa. Pero, no puede callarse al ver en otro muro, los cuadros de José Luis Salinas y Emilio Cortinas, con la firma de ambos:

-¿Para cuándo pones algo mío ahí?  - y comienza una carcajeada infinita, llena de amistad.

Al rato, comienzan a cranear la nueva peripecia. Se sorprende cuando Leonardo le dice:

-Está vez, Vito, va a ser más viejo…casi como nosotros…

-¿Te parece?

-Viejos, pero no obsoletos. Ahora a los historietistas se le han subido los humos a la cabeza. A toda costa pretenden considerar la historieta un arte. Para mí se trata de un simple entretenimiento.

-En nuestros tiempos, por suerte, no éramos vedettes. Éramos laburantes, que hacíamos un trabajo muy oscuro, sin transcender. Ahora no sé porque misterio, se ha convertido en algo que nos reportean por lo que hacemos.



Se ríen del intercambio de ideas. Pero vuelven a lo suyo. Para Alberto es un desafío volver a Vito.  Es volver a la línea clásica de su dibujo. Piensa que, si alguna vez le sacó el jopo y le brindó otras


características al personaje, ahora lo va a tener que hacer como un abuelo canoso que ahora dirige una Academia de Criminología y que tiene una hija; María de Los Ángeles y un nieto de 10 años; Cacho. Es evidente que el tiempo ha pasado para el detective como para ellos mismos.




Al tomar apuntes de la aventura, se da cuenta que Leonardo está usando una estructura argumentativa que ya hicieron en el pasado. No importa. Siente que la nostalgia está hecha historieta. Pero que lo importante es que vuelve a ser camarada con ese tipo con el que compartió muchos años de laburo, codo a codo. Tiempos de mishiadura, de pelearle a la vida.




Ahí están, haciendo nuevas aventuras para la nueva revista “Chaupinela”. No los convence que los originales van a tener la instancia de guía de color, pero ya vivieron esa angustia con la publicación de Vito Nervio de la Editorial Esquiú- Difusión. En las cinco aventuras republicadas, los cuadritos eran extremadamente pequeños, el dibujo desaparecía como manchas en el colorido de la editorial católica.  En esos años, había que hacer todo para pucherear. Y ahora, es la misma milonga de siempre. Solo que el tiempo pasó velozmente para ambos. Pero otra vez les toca hacer respirar a Vito, que como ellos, sigue  pa' adelante. Siempre pa' adelante

 

 


lunes, 17 de febrero de 2025

Entrevista con Gerardo Canelo

 

Por Pavla Ochoa

Gerardo Canelo, es un trabajador del lápiz. Un dibujante que acompañó a muchas generaciones con su “Rocky Keegan” o “Alan Braddok”, entre otros personajes editados en las revistas de Editorial Columba.

En 2018, los restos de su primera historieta profesional, fueron encontrados en una cueva que sirvió de búnker para soldados argentinos durante la Guerra de Malvinas. Las páginas resistieron allí por 36 años, en una trinchera ubicada al noroeste de donde se produjo la batalla de Tumbledown. Lo sucedido, muestra la importancia de haber tomado la decisión de trabajar haciendo historietas y de buscar llegar a la mayor cantidad de gente posible, porque la historieta es parte de la cultura popular.

Podríamos hablar de infinitas cosas relacionadas a la historieta con él.

Gerardo, es una persona que tiene un inmenso archivo gráfico en su casa. Pero, en esta entrevista que amablemente, accedió el dibujante, nos vamos a centrar en algo que me llamó la atención en sus redes sociales;  la Cuarta Bienal del Humor y la Historieta en Córdoba de 1979, donde Canelo, sacó históricas fotos de Alberto Breccia con Moebius y otros artistas.

 Ese registro fotográfico me dio mucha curiosidad, y aunque por momentos sienta que estoy desaprovechando la oportunidad de hablar con quién leí de pibx en las primeras Nippur Magnum de su propia carrera como profesional, tengo la certeza de que es la primer conversa y no la última, en la  que podamos tener con alguien que habla y transpira historietas.



Gerardo es tan honesto y tan generoso, en lo que hace y dice, que cuando me envió por mail las respuestas a mis inquietudes, me señaló; “Estoy seguro que no soy el indicado para sumar datos importantes para conocer más sobre la personalidad de Alberto Breccia, pero debo, ante tu inquietud, colaborar en lo que pueda”. Y en algo se equivocó este quemero de corazón, es que justamente si aportó mucho en darle cuerpo a la historia de esas fotos y a la vez, también generó pinceladas de sus inicios en este oficio.

Les dejo con esta pequeña entrevista con Gerardo Canelo:

 

-¿Cuándo conoció a Alberto Breccia?

- Debo decirte que primero seguí como lector su carrera. Vito Nervio me tenía como un seguidor de sus aventuras en la revista Patoruzito. Más tarde me atrapó con su Sherlock Time en Hora Cero. Con ese personaje consiguió Breccia atraparme cada vez más capítulo a capítulo y asombrándome con el capítulo con escenario en la Antártida. Desde ese momento quedé distinguiendo sus colaboraciones en aquella editorial Frontera. Me llegó el momento en que pude anotarme en la Escuela Panamericana de Arte y fue a principios de la década del 60, quizá esperando llegar a ser alumno de Breccia, cosa que no se dio ya que aquella escuela iba cerrando. Por esos años la historieta en Argentina, al cerrar la Editorial Frontera de los hermanos Oesterheld, casi quedaba reducida a lo que publicaba la Editorial Columba donde creo que Breccia nunca colaboró. Los dibujantes estrella de las revistas de Frontera fueron emigrando con sus colaboraciones hacia Europa. Entre estos dibujantes se encontraba Alberto Breccia.  Cada tanto yo podía comprar alguna publicación italiana con sus dibujos. Ya llegamos al año 1970 y Alberto Breccia y Ángel Borisoff abren el Instituto de Directores de Arte (IDA) donde no concurrí.  La editorial Yago continuó con la publicación de la revista Misterix donde aparecían los dibujos de enormes maestros del dibujo de ese momento, entre ellos Breccia con su Mort Cinder. Otros colaboradores de esa revista eran Hugo Pratt y Arturo del Castillo. Por ese entonces yo trabajaba como empleado administrativo, nada que ver con la historieta, pero después de muchas idas y vueltas pude comenzar a publicar en Columba. Y llega en 1979 la Cuarta de las fenomenales exposiciones de la Historieta y el Humor Gráfico en la ciudad de Córdoba donde fuimos como invitados varios dibujantes de Columba.

-¿Cómo fue compartir la Bienal de Córdoba con él?

- Hasta ese momento nunca había yo estado cerca ni haber cambiado alguna palabra con Breccia. Tampoco pude hacerlo durante esa exposición. Pero hubo una excursión para los que asistíamos a la exposición, creo que a Colonia Caroya , por la mañana y viajando en ómnibus, me acerqué al Maestro y le pedí una firma en mi cuaderno donde los maestros que asistieron a aquella exposición me hacían algún dibujo o simplemente una firma. Breccia, que viajaba junto a su hija Patricia, no solamente me hizo una firma con dedicatoria, sino que me regaló el dibujo de su caricatura,  que guardo con cariño.






-Recuerda el momento de esa foto que le sacó a Breccia? Se le consulto porque se ve la buena predisposición de él para posar para la misma.

Durante esa misma excursión y creo que fue en Villa María, en un convento religioso donde sí pude acercarme a él y tomarle las fotos con Moebius, Mordillo y Zanotto. El mismo día Breccia accedió a que Héctor Bellagamba me tomara una foto junto al Maestro. Grato recuerdo. Hasta allí lo de la exposición de Córdoba. Aquella exposición, que tuvo bastantes desencuentros entre los grupos de, por lo menos tres de las editoriales invitadas, es cierto que fue realizada en plena dictadura, pero yo, quizá inocentemente, no tengo dato que pinte lo siniestro de esa etapa. A esa exposición asistió Solano López, autor de El Eternauta pero su presencia fue silenciada por las crónicas de los diarios de la época. Claro que debe haber entretelones de los que no fui testigo.  Guardo, sí, varias notas periodísticas de ese evento.  Creo haber participado en esa exposición casi como un recién arribado al gremio gráfico.


 


-¿Qué significa Breccia para la historieta?

- Breccia es uno de los grandes pilares de la historieta que se editó en nuestro país. Y sumo a su condición de Maestro, que como otros profesionales del dibujo gráfico, él también dedicó buena parte de su vida a enseñar lo que habían aprendido mientras trabajaban y eso es un grado muy alto en eso que se llama dignidad.




-¿Qué anécdota recuerda sobre Breccia?

No tengo ninguna anécdota de algún valor ni nada que se le parezca relacionada con el gran Maestro que fue y sigue siendo Alberto Breccia.

 

Obviamente, Gerardo, brindó muchas anécdotas que sirven para seguir armando el rompecabezas “Breccia” que nos lleva a también mojarnos de la historia de la historieta en nuestras tierras.

 


domingo, 16 de febrero de 2025

Crecer en la República del Músculo : Mataderos

 Por Pavla Ochoa


Respira profundo el aire del progreso en los últimos años de los años '20. La vida arrabalera de la República del Músculo (1) ingresa sin límites por sus poros. Detiene su andar solamente para saludar y hablar con los más “jovies”, coleccionistas de historias raras del rioba.

 Se apasiona de los comentarios y de las miradas picaras de esos hombres sentados en sus sillas de madera en la vereda de sus casas. 

Los perros al sol se fusionan con los árboles de sombra tropical que abrazan a los grandes edificios fabrilesy las casas humildes, fruto del esfuerzo de sus habitantes. Emprende nuevamente el camino. Observa a varios de sus amigos juntar de las canaletas la “mucanga”, que es el sabio, la grasa, las vísceras, el hígado, los restos de animales faenados a los que venden por pocas monedas a los fabricantes de jabón. Entra al almacén y se queda quieto en el salón donde escucha a un grupo de mujeres en plena ceremonia del chisme. Mira de reojo la parte de atrás del local donde está ubicado el despacho de bebidas. Los hombres cansados de la vida puerca reposan en las viejas mesas. Algún que otro se anima a dar una payada para los paisanos presentes, la mayoría son arrieros del Mercado de Hacienda. Él ya los ha visto con anterioridad, cuando hacen largas filas con sus chatas por Directorio y Murguiondo para poder ingresar al matadero municipal. Lo asombran los versos hechos por fileteadores. Esa poesía pura que está a la vuelta de su casa lo emociona tanto como las canciones improvisadas que suenan en esas viejas paredes. Luego de ser atendido en la despensa y de llevar la mercadería a su madre, encuentra un umbral para sentarse a remontar su barrilete de papel.




 Los sueños, sus sueños, quieren volar. Sin ningún aviso, lo interrumpe su amigo Alberto Santamaría. Con brillo en sus ojos y con la voz radiante, eufórica, le informa que el circo acaba de llegar al rioba. Juntos, imaginan a los yosapas, al prestidigitador, a los malabaristas. Todo lo que sucede en esos toldos de ilusión los hace gozar de placer en cada función. Rosa Petrone, integrante de la “Asociación Cultural de Mataderos” de la que fue presidente Alberto Breccia en 1987, remarcó ese amor por ese universo circense de ambos: “Cuando él volvió al barrio empujó a rescatar a ese Mataderos que en su memoria estaba vivo, por eso hicimos un café literario al Circo Campos, que fue el primero de la zona. Breccia y Santamaría nos contaban de cómo todos los pibes presenciaban las funciones como un acontecimiento que revolucionaba el vecindario y que era algo único e irrepetible. El circo era algo que los conmovía de una manera difícil de explicar”.




 Muchas tardes ambos juntan los centavos para cubrir el valor de la entrada, sobran algunas monedas para un par de vueltas en la calesita de “Sabatino”, y se dirigen a ese lugar conocido por todos los purretes de la zona. Sostienen la idea de poder atrapar la sortija y seguir girando un rato más y tener una llovizna de esperanzas blancas en la mirada. De tanto en tanto, se permite, se promete y se arriesga a desaparecer en sí mismo. Goza los días de lluvia de invierno en las humildes paredes de su hogar. Ve de reojo a su hermano Humberto copiar ilustraciones de las cubiertas de folletines que llegan a su hogar. Esa improvisada iniciación en el dibujo lo embaraza de esperanza en un espeso clima de malaria en los huesos y en el alma.






(1)Republica del Músculo, término queutilizó el periodista Zoiza Reilli en un articulo para la revista Caras y Caretas para describir a Mataderos, debido al esfuerzo de sus habitantes para generar el crecimiento de la zona donde se faenaban las reses destinadas al consumo interno y a la exportación. Cuando el barrio comenzó a poblarse de trabajadores atraídos por la actividad, fue llamado “ la Nueva Chicago”, en alusión a la ciudad estadounidense, centro de la industria de la carne.

 


sábado, 15 de febrero de 2025

Sus primeros trabajos y su cuñado;" Ángel Loschi"; guionista de “Rosengran”

 Por Pavla Ochoa


Busca trabajo. Golpea puertas todo el tiempo, la suerte parece abandonarlo, hasta que esa mañana se abren las puertas de Láinez. Ahí le dejan en claro que su trabajo humorístico no les interesa, quieren historietas de aventuras.

- ¿Puede traérmela para mañana? – le consultó Dante Dell'Acqua, el gerente de la editorial. 

-Sí- respondió Alberto.

 

No tiene idea de nada, No sabe cómo hacerla, pero lo va a intentar.

 

Bajo la luz de la luna, mira las paredes descoloridas de su habitación y analiza los trazos de los ilustradores de diferentes periódicos viejos que reposan en un cajón de madera. Se detiene un largo rato a pensar la técnica utilizada por los dibujantes y, sin dudar, copia al personaje de Alfredo Andriola del diario La Prensa, “Charlie Chan”, dándole vida a su detective “ Ralph Norton".




Al día siguiente se sorprende de que su plagio sea aceptado por la editorial y en ese instante comienza a ser parte del staff estable. No puede creerlo, su búsqueda llegó a su fin. Se emociona y llora un cielo porque ahora va a poder dejar su trabajo de tripero.



 A las semanas, junto a sus familiares y algunos de sus amigos de la infancia, brinda por su futuro como profesional del dibujo. Las empanadas preparadas por Amalia duran un suspiro. Todo es alegría en el hogar de los Breccia. De repente, como una ráfaga de viento en su mente, Pipiolo, se pregunta cómo hará para crear otra historieta sin el sufrimiento que le causó realizar ese personaje hermano gemelo de la creación de Andriola. No piensa demasiado y en voz alta se atreve a decir:

- Che, Ángel, ¿te animás a escribir un argumento de historieta?

 - Estás loco, no tengo ni idea de qué es eso -le contestó el esposo de su hermana “Ñata”.

 - Dale, que seguro con tu experiencia como sargento de la aeronáutica algo se te va a ocurrir.

 Ángel Loschi acepta el desafió sin saber cuál será el desenlace de la propuesta de su cuñado. Días después le entregó el argumento de “Rosengran”. La historia se centra en un personaje que ingresa a un túnel del tiempo y llega a un mundo perdido en el que hay animales prehistóricos.



La historieta sale publicada en la revista “Historietas”, sin firma de sus autores.

 Sufre y transpira el modelo explotador de su capacidad de trabajo. Se sumerge en las profundidades de un mar sin identidad. Es un trabajo anónimo, de esclavo, pero necesita el mango. No sabe con certeza nada de nada.

Solo que va a ser dibujante.

  Respira y deja transpirar tinta china, en cada hoja en blanco,