Por Pavla Ochoa- El 4 de
septiembre de 1957, sin que nadie lo anunciara, un personaje revolucionó el
mundo de la historieta argentina. Una aventura de tres páginas semanales logró
atrapar la atención de jóvenes lectores que no podían dejar de perderles el
rastro a los personajes creados por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano
López para la revista Hora Cero. Desde ese momento nada volvería a ser lo que
era en el mundo de las viñetas hechas en estas tierras.
En el
prólogo escrito para la reedición de esta obra fue el mismo Oesterheld quien
recordó la idea inicial que provocó esta narración transcendente para la
historieta argentina; “Yo había trabajado en aquella extraordinaria colección
que se llamó Más Allá y que editaba Abril. Desde entonces, me había quedado
pensando en un cuento corto que empezaba con unos amigos jugando al truco
mientras la ciudad muere a su alrededor por la acción de una nevada mortífera.
La idea era hacer una historia de final rápido, pero tuvo tal éxito que se
convirtió en un folletín semanal que duró dos años. La dibujó Solano López que
se lució a lo largo de más de 350 páginas de 12 cuadros cada una, logrando una
historieta popular de gran comunicación”.
Los
escenarios de la aventura ya no eran de otros lugares del mundo, sino que, todo
lo contrario, eran conocidos por los receptores; “las calles de Buenos Aires”.
Esta ubicación geográfica hizo más real el relato. Sin dudas las peripecias de
Juan Salvo y sus compañeros de resistencias, tuvo la frescura que la aventura
se fue construyendo semana a semana y que el héroe no era individual como nos
tenía acostumbrados la industria norteamericana, fábrica de súper héroes, sino
que el héroe central era el héroe colectivo, un grupo humano.
La nevada
mortal en Buenos Aires, la invasión extraterrestre, la batalla en la General
Paz, el ataque a la cancha de River, los hombres robot, el terror en la Plaza
Italia, el ataque de los Gurbos en las calles céntricas o la bomba atómica
sobre el Congreso Nacional, fueron elementos narrativos de esta historieta de
ciencia ficción que se transformó en una obra maestra del género.
Solano
López, describió en muchas ocasiones, el conocimiento previo que poseía sobre
la ubicación geográfica donde transcurrió la aventura y donde su efecto de
realidad fue logro de su brillante pluma: “Con respecto a los lugares y
edificios que aparecen en El Eternauta, eran dibujos que improvisa, porque yo
conocía de pibe todos esos barrios. Toda la zona norte, del Tigre hasta
Palermo, pasando por Belgrano y el centro. Nací en el Hospital de Clínicas,
viví en Palermo y después en Belgrano. Tenía una tía en Vicente López, a la que
iba a visitar con frecuencia y siempre me hacía una escapada al río, al puerto
de Olivos. Por eso en El Eternauta todo sucede siguiendo los recorridos del
colectivo 29 o del 60. Años después laburé en el Banco Nación, en Plaza de
Mayo, y llegué a conocer muy bien la zona de Congreso. La única vez que tuve
que documentarme para un dibujo de historieta fue para el cuadro grande con la
vista desde arriba de la Plaza de los Dos Congresos, donde está la base
extraterrestre. En una foto que ya ha perdido tenía una panorámica de esa plaza
vista desde lo alto”.
El
Eternauta le brindó aire fresco y generó una revolución a la hora de hacer
historietas en estas pampas.
EL DESPUÉS
DEL DESPUÉS
Desde esa
inocente llamada telefónica de Oesterheld a Solano López en donde el guionista
le preguntó que quería dibujar y el dibujante contestó: “Una de conciencia
ficción”, es evidente que mucha agua ha pasado del bajo del puente de la
historieta argentina, pero nada aún ha superado a El Eternauta. Varias
reediciones en un solo tomo de la obra, una segunda versión dibujada por
Alberto Breccia para revista Gente en 1969, la segunda parte de la historia
para Ediciones Record en 1976, nuevamente con dibujos de Solano y guión de
Oesteheld. El guión continuaba con la narración en el punto donde había
terminado la historieta original. Se publicó en la revista Skorpio desde
diciembre de 1976 hasta abril de 1978. Una deuda pendiente por parte del
escritor fue trasladar esta aventura a la literatura, solo se publicaron
algunos relatos en donde se intentó materializar esa iniciativa.
. El 27 de
abril de 1977, en tiempos de dictadura militar, Oesterheld, fue secuestrado en
la ciudad de La Plata, por su militancia activa en Montoneros. Estuvo detenido
en Campo de Mayo y en otros centros clandestinos. Fue asesinado en 1978 y aún
permanece desaparecido.
A partir de
ese momento el destino del personaje de historieta que se enfrentó al enemigo
invasor proveniente de otro planeta fue utilizado comercialmente y
económicamente por el editor Alfredo Scutti.
En 1981 se
intentó seguir con la historia de Juan Salvo, Scutti le ofreció a Francisco
Solano López que la dibuje una vez más, pero el dibujante no aceptó al no
encontrar nada atractivo la idea de hacer una historieta sin su creador. Por
ese motivo, el dueño de Ediciones Record le solicitó que realizara varios
bocetos del rostro del protagonista. Esos dibujos se utilizaron para la
historieta que se publicó sin nombres de los autores, ni de sus creadores
intelectuales. Recién en el último cuadro de la historia de ciencia ficción se
puede ver la firma de dos maestros de la historieta argentina; “Oswal,
Morhain”.
En 1997,
Solano López retomó al personaje con guiones de Pablo Maiztegui, en “El mundo
arrepentido”, que fue publicado en la revista “Nueva” y donde la retórica
estaba sometida a la tecnología emergente en esos tiempos, por el ejemplo el
color fue aplicado por computadora. Este acercamiento de uno de sus autores de
la obra publicada en 1957, de ninguna manera significó frenar el abuso de la
editorial de Scutti.
En marzo de 1999 aparecía en los kioscos de diarios y
revistas “El Eternauta; Odio Cósmico”, con argumento de Pablo Muñoz y Ricardo
Barreiro y dibujos de Walter Taborda. El amor de los autores hacia la obra
maestra de Oesterheld, se manifestó en los únicos tres números de esa
historieta, pero no basto para ocultar la ilegalidad en la que se manejaba
Scutti que nunca pagó los derechos de autor a Francisco Solano López, ni a la
viuda del escritor, Elsa Oesterheld. La justicia argentina actuaria de oficio,
reteniendo todos los ejemplares del personaje en las oficinas de la editorial
Record y prohibiendo su circulación comercial.
En medio de
un país en llamas, en el 2001 El Eternauta vuelve a las aventuras desde la
pluma de uno de sus creadores; Solano López. La importancia de este personaje
en la carrera profesional del dibujante lo llevó hasta los últimos días de su
vida, a estar a cargo de elegir nuevas historias para publicar con guiones y
dibujos de jóvenes trabajadores de la historieta argentina actual.
La
utilización política y simbólica del Frente Para La Victoria que quitó de un
soplido el rostro de Juan Salvo para ubicar en su lugar al del ex presidente
Néstor Kirchner y le borró de su espalda el fusil característico del personaje
para que no se genere una interpretación de que el “Nestornauta” invita a una
lucha armada, no logró deformar el espíritu de Oesterheld de entender al
Eternauta como un héroe colectivo y no individual.
A 65 años
de su primera aparición pública, El Eternauta mantiene su frescura narrativa e
invita constantemente a interminables interpretaciones y significaciones en los
nuevos y viejos lectores. Es una historia que no envejece, que tiene vigencia.
Una de las obras gráficas reconocida mundialmente y la que logró que en la
Argentina el 4 de septiembre exista; “el Día de la Historieta”.