miércoles, 28 de marzo de 2018

Dentro de cuadro- Capítulo III


Por PaVla Ochoa

La niebla abrazó el desierto y una certeza se apropió de mí; ya no estaba solo.
 Los pastos duros, amarillentos y los pájaros saludando al sol era una belleza deslumbrante. No sentí miedo, ni nada parecido a esa sensación que casi siempre nos paraliza, nos atrapa en la quietud. No importaba la tierra en mi rostro como pedradas que acorta el aliento. Todo hervía de humanidad. Se me disparaba los pensamientos a una velocidad difícil de seguirle el ritmo. De repente recordé los hechos más recientes de las últimas horas; Carlos Nine en la vereda de la casa de Haedo de Alberto Breccia en una charla improvisada. Luego Horacio Lalia en un viaje en el tren Sarmiento por el viejo oeste. Y de la nada un pasado que no viví con encuentros extraños con Silvestre Szilagyi y José Masarolli. Este último me dejó hablando solo en este lugar.




Todo parece un sueño, pero ¿es realmente un sueño? Me pellizco la piel y sigo en el desierto. Las mismas tierras en el que la literatura y la historieta argentina han narrado andanzas criollas bajo la lógica de la civilización y barbarie del sistema que nos oprime aún en estos días.

¿Estoy enloqueciendo?

Solo observo el arenal, los matorrales, los manchones de pastos duros.
 De repente pude visibilizar huellas. Comencé a seguirlas, mientras las ideas recogidas en mis años de lector se empoderaban de mis huesos. La primera imagen fue el Cabo Savino, ese personaje que me acompaño de niño en las viejas revistas de editorial Columba de mi abuelo José.

 Siento frío en la espalda. Lo desconocido otra vez frente a mis narices. No medí el peligro y acelere el paso.

 UN ANGEL EN EL DESIERTO


  En el lugar hay olor a tabaco, a perro.
 El aire habla de un tiempo que se fue.
Un caballo corre en mi corazón y piernas tiemblan a la vez.
 Me arrastro como una hoja en el viento, hasta que veo una sombra al borde del camino. Corro hasta llegar a un árbol donde un hombre dormía.

No dudo y lo sacudo todos los huesos, hasta que abrió sus ojos.

 -Para pibe, ya está me hiciste rajar del sueño.

 -Disculpas, no se me ocurrió otra forma de despertarlo.

 -Bueno, obviamente lograste tu objetivo ¿que buscas che?

Pude distinguir que era Ángel “Lito” Fernandez, alumno de Alberto Breccia, parecía la reercanación de “Quijote de la Mancha”.

Nos sentamos alrededor de ese árbol de hojas grandes y tronco resistente y me preguntó:

-¿Te perdiste?

 -No. Me da curiosidad ¿que hace acá en el desierto?

-Esperó un amigo pronto a llegar.

 Ni lerdo ni perezoso le cuento todo lo que viví hasta que me encontré con él.
 Reímos juntos y comienza a darme su opinión de como ve la historieta actual: “Hoy a pesar de que bajaron las persianas las principales editoriales de historietas, fruto de las medidas neoliberales de las décadas pasadas. Ahora la pulsión de querer expresarse con imágenes por parte de los jóvenes, renuevan la historieta de ideas nuevas, aire fresco”.

Se suelta la lengua y sigue hablando: “Es impresionante la calidad de los nuevos artistas, tenes que tener en cuenta que nosotros somos trabajadores de la historieta. Alberto Breccia por ejemplo era un tipo que nunca se quedo quieto, siempre estaba explorando formas de decir a través de sus dibujos. Sus primeros trabajos fueron ilustraciones gauchescas para la revista “Resero” y en los últimos años de carrera trabajo el Martín Fierro con impresionantes dibujos”.

 -¿Cuál seria el consejo que darías a las nuevas generaciones?

-Es fundamental aprender de nuestro pasado para fortalecer a nuestros nuevos historietistas. Hay que transpirar tinta para estar en este mundo tan hermoso de contar historias, eso me enseño el viejo Breccia. Él te decía: “No te hagas el boludo, ponete a estudiar y no me vengas acá a hacerme perder el tiempo”. Era muy severo, pero muy derecho. Esos palos los teníamos que recibir pues éramos adolescentes, todos estábamos en etapa de formación y debíamos ponernos al tablero.

 -¿Como se describiría como dibujante?

-Fundamentalmente, soy un entintador. Es decir, sobre el boceto a lápiz de mis ayudantes, yo entinto. Es decir, soy un definidor de área, a veces puedo meterla y otras no. Cuando hay que entregar muchas páginas, mi método de laburo es así, con todos los riesgos que supone.

En medio de las reflexiones le pregunte sobre la persona que esperaba y me señaló el horizonte.

 Y ahí lo vi., era Carlos “Carlos Chingolo” Casalla, el hombre que marcó un récord mundial por serla persona que permaneció más tiempo haciendo la misma historieta en la historia del género.

Ese personaje de las viñetas argentinas es El cabo Savino, que nació en 1954 en el diario La Razón. Basta con poner en Wikipedia solo el nombre de Casalla para que aparezca información biográfica que ayude a conocer su historia: " Carlos "Chingolo" Casalla nació el 1º de mayo de 1926 en Buenos Aires. Es dibujante egresado de Bellas Artes, trabajó en publicidad y es músico de jazz. En el campo de la historieta, su maestro fue José Luis Salinas. En 1947, mientras cumplía el servicio militar, publicó en la revista El Soldado Argentino una versión ilustrada del Martín Fierro. El 1º de abril de 1954 apareció en la contratapa del diario La Razón su más reconocido personaje: "El cabo Sabino". Posteriormente, cuando pasa a la Editorial Columba, se le cambia el apellido por "Savino". La tira también se publicó en la revista Puño Fuerte, de Editorial Láinez, hasta 1959. Durante la década del 60 publicó "Pithy Raine" en las revistas Oklahoma y Texas, y "Álamo Jim", "Patrulla Americana" y "Hombres de Fortines" en El Tony y en Fantasía. En 1966 ilustró el cuento "El Valle del Sol" en la revista infantil Grillito. En la década del 80 dibujó "El Cosaco", "Memorias de un Porteño viejo", "Capitán Camacho", "De entre los Muertos", "Largo Nolan" y "Chaco". Vive en la ciudad de Bariloche desde 1968, donde ha realizado varios murales. Es autor de libros como El gran lago, Piedra Buena, Perito Moreno y 7 de Marzo, donde cuenta la historia del ataque brasileño a Carmen de Patagones en 1826. Entre 1992 y 2002 publicó una historieta diaria llamada "Pioneros del Sur". En la actualidad, publica diariamente la tira "El cabo Savino" en el diario Río Negro. En 2014 marcó un récord mundial por dibujar el mismo personaje (el cabo Savino) durante más de 60 años. Asimismo, por su trayectoria artística y personal fue declarado Ciudadano Ilustre de Río Negro en 2009 por la Legislatura Provincial ". El creador de Savino y dibujante de Alamo Jim , El Cosaco y Perdido Joe , entre muchos otros”.


Carlos "Chingolo" Casalla, se sentó al lado de Lito después de darse un abrazo fraternal eterno.


FRENTE A FRENTE



 Le comente de lo que estuvimos hablando de las nuevas generaciones y sin dudar señaló:” La nueva generación sufre la ausencia de editores de historieta. Hay obras fabulosas y es un esfuerzo de ellos y de nosotros para que este género no se pierda, sino estos chicos van a sentir una decepción, porque es como que tienen el bote pero no los remos y hay que acompañarlos para que nuestra historia no se pierda y que puedan trabajar de historietistas”.

-¿Cómo observa la historieta gauchesca en la actualidad?

-La historieta gauchesca se perdió hace mucho tiempo en este país, intente revivir pero lo hice con un milico, que la gente que ama al milico no se si ama al gaucho, pero la historieta gauchesca debería ser obligatoria porque no existe ahora, aparecen todos los personajes del género pero no un gaucho porque no es popular, solo el Inodoro Pereyra del Negro Fontanarrosa pero es lamentable que en Argentina estas aventuras no sea parte de la cultura popular.

-¿En que anda su personaje más famoso: El Cabo Savino?

-Lo deje de publicar este año en el diario Río Negro después de 65 años de hacerlo, pero ese personaje siempre tuvo hinchada y que no se supo aprovechar. Muchos que ahora me hablan me dicen que por el Cabo Savino comenzaron a leer antes de ir al colegio.

-¿Qué significa la historieta en su vida?

-Es todo, porque cuando estudiaba en la Escuela de Bellas Artes y salía a dibujar historieta y no a pintar. Si le tendría que dar un consejo a los nuevos dibujantes ¿Cual seria? Que se sienten que se acomoden en la silla y que trabajen para adelante. Que no retroceda porque eso no sirve, hay que tropezar con todo para ser historietista.


El clima era calido. Había muchas preguntas para seguir haciendo pero la noche se apropiaba de nosotros. Buscamos ramas de árboles caídos para hacer una fogata que nos permita pasar la noche. No había respuesta sobre los interrogantes internos que intentaban entender porque estaba donde estaba. Ya no importaba, dos gigantes de la historieta me acompañaban y nuevamente ya no estaba solo.


 Continuará...


Publicado originalmente en el número tres de la revista "A Tiza y Carbón"(2015)








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